Dohko había resultado tener razón en todo. Mu había hallado mucho consejo en sus palabras, como siempre había ocurrido y por un momento, se preguntó por qué no había acudido a él en un primer momento en lugar de consultar con Atenea.
“Yo también pasé por algo similar tiempo después de la Guerra Santa… un niño igual a Tenma llegó para liberarme de la angustia del pasado. Dale tiempo, Mu… Shion volverá cuando solucione su batalla interior.”
Y así había sido, aunque el
antiguo Patriarca tuvo que librar otras batallas mucho más tangibles que las
que lo ataban a la anterior Guerra Santa: Bafi empezó a preferir la compañía de
Shion por encima de la Elyn de modo que los altos cargos decidieron que el
futuro Caballero de Piscis sería entrenado por Afrodita y Shion en lugar de
Elyn… y aquello no le había sentado demasiado bien a la hermana pequeña de
Camus pero el niño estaba feliz y todos los adultos consideraban que aquello
era lo más importante.
A su vez, Bafi comenzó una
amistad con Kiki bastante fuerte, al fin y al cabo era el único niño más o menos
de su edad que había en el camino de los doce templos. También era muviano como
Shion así que el pequeño Piscis solía pedirle consejo a su amigo para mejorar
cada día más y meses después… llegó la siguiente pieza que iría cerrando el
puzle de los Caballeros de Oro de Atenea y cuya existencia se convirtió en la principal debilidad de Bafi: una niña de ojos casi cristalinos que se las ingenió para
revolucionar por segunda vez el Santuario desde la llegada de Elyn dieciocho
años atrás.
***
Mientras tanto el antiguo Patriarca inició a su vez una investigación personal junto a Shun y Tara para determinar lo peligrosa que podía llegar a ser la sangre de Bafi y, aunque los peores temores del muviano se vieron confirmados, las emociones de su corazón no se apagaron ni se vieron demasiado afectadas como en el pasado. Los tiempos habían cambiado, había un aire renovado en el Santuario y sabía que junto a todos los Caballeros que estudiaban medicina acabarían por encontrar o un tratamiento para liberar al niño del veneno… o un antídoto para que los que tuvieran contacto con su sangre no se vieran gravemente afectados siempre y cuando, se tratara de inocentes pues en el fondo, todos sabían que el veneno en la sangre de Piscis era su arma más mortífera contra los enemigos.
Sí, la historia se repetía
pero con nuevos matices, nueva compañía y nuevos caminos que explorar. Algo así
como… una segunda oportunidad para redimirse de los errores del pasado y
aprender de ellos para crear un Santuario que no marginase a ninguno de sus
habitantes.