Elyn llevaba semanas sin ver
a Elektra y desde su último encuentro, las ganas de ir a abrazarla se habían
fusionado con las de partirle las piernas. A veces quería decirle que la
necesitaba a su lado mientras que otras… tan solo deseaba que se hubiera caído por las
escaleras de las gradas del coliseo. La había visto entrenar bajo el mando de
Shion, usando aquella condenada máscara y aún así, la idea de asaltarla en el
mismo pasillo donde se besaron por primera vez no dejaba de gritarle desde lo
más profundo de su corazón. Existía una extraña relación de amor-odio entre
ellas, conectaban muy bien pero sus fuertes convicciones personales las
alejaban más que el mismísimo océano… Ahora, Elektra pretendía hacerse valer por
encima de sus compañeros haciendo gala de la habilidad especial necesaria para
dominar una armadura como Caelum.
“Tsk…
menuda cobarde.” Pensó, porque en el fondo sabía que la pelirroja
había optado por aquel comportamiento por tal de no enfrentarla cara a cara y descubrir que no
podía ponerse a su altura.
Elektra era así. Le daba igual que ella fuera tan
poderosa como un Caballero de Oro, la pelirroja siempre quería ser mejor y en aquel combate, pretendía hacerlo manteniéndose al margen.
***
Afrodita de Piscis no dejaba de observar la rosa que tenía entre los dedos con una mueca de desilusión acompañando
su rojizo pintalabios, dicho gesto simbolizaba que no quería forma parte de aquel circo. Él lo
sabía, sus otros compañeros también: Elektra era la elegida para ser la futura
Caballero de Caelum pero debía superar una última prueba, una que iba más allá
de la parafernalia que implicaba luchar por la armadura:
- Qué aburrido lo has hecho, Shion… – susurró mientras se recostaba en su asiento.
***
- Vaya, Elektra... – dijo
Australis mientras se defendía de la ofensiva de sus tres antiguos aprendices con suma facilidad –
Así que has decidido potenciar los ataques de tus aliados para que así, uno de ellos
consiga la armadura de Caelum, que bonito gesto de amistad… pero dime ¿qué ocurre
cuando el enemigo es más poderoso que tus aliados?
Con tan solo tres
movimientos, Iris, Ram y Derek acabaron inconscientes y tirados en el suelo.
La pelirroja no podía creer lo que acababa de ver: los golpes de Elyn habían sido
tan potentes que sus compañeros habían caído casi al mismo tiempo sin posibilidad de defenderse. Ahora estaba
sola, con el cosmos a la mitad de su potencia y en el punto de mira de la
Caballero de Plata que no tardaría en llevar el combate a un terreno personal. Tragó saliva al verla frente a ella, tan majestuosa y
poderosa como le parecían los doce Caballeros del Zodiaco…
- Eres una cobarde, Elektra.
– Aquellas palabras atravesaron su corazón como una daga de hielo, un puñal tan
frío como los ojos de Australis – Dos golpes me han bastado para hacer que
quieras esconderte tras tus compañeros y la falsa ilusión de que, demostrando
que sabes utilizar la habilidad especial de Caelum, ganarías la armadura. Un
poco penoso ¿no crees?
Elyn se quedó en mitad del
coliseo, observando como la pelirroja se desmoronaba ante sus declaraciones. La
vio temblar por un momento pero la chica seguía sin apartarle la mirada a través de la
máscara. Aquel estúpido símbolo permanecía en su cara a pesar de la discusión
que habían mantenido tiempo atrás, la pelirroja continuaba anclada en el pasado
sin dar un paso al frente que le permitiera ser libre… Australis afiló los ojos
mientras su mandíbula se tensaba:
- ¿Es que no
estáis dispuestos a aprender de vuestros errores? – preguntó la Caballero de Plata retomando su camino hacia Elektra – Primero
Saga, luego tú… ¡¿cuántas veces tengo que arrancaros esa mierda de la cara para que
dejéis de esconderos?!
Australis alargó la mano con
furia, veloz como el rayo, con la idea fija de deshacerse de la máscara que ocultaba la cara
de la chica que la acorraló para besarla en un pasillo… Pero la mano de Elektra
fue aquella vez mucho más rápida que antaño y atrapó la muñeca de su rival antes de que
los dedos enemigos pudieran tocar si quiera el borde de su objetivo:
- “Una misma técnica no funciona dos veces contra un Caballero.” –
susurró la pelirroja.
Antes de que Elyn
respondiera, el cuerpo de Elektra se movió hacia un lado, retorciéndole el
brazo para inmovilizarla. No obstante, Australis sabía cómo escapar de aquel
movimiento sin mucha dificultad por lo que su expresión ni siquiera cambió lo más mínimo. En
apenas un parpadeo, ambas estaban de nuevo mirándose fijamente:
- Tú no eres un Caballero. Ni lo serás mientras creas que esa máscara te protegerá
eternamente.
La Caballero de Plata sonrió y se
giró velozmente al percibir el cosmos de Iris a su espalda, la inocencia
de sus aprendices al pensar que podían atacarla sin previo aviso todavía se le hacía enternecedora… Sin embargo, al darse la
vuelta, allí no había nadie:
- Tsk… eso ya lo veremos. –
susurró Elektra, dibujando una sonrisa que solo ella supo que existía.
***
Afrodita se incorporó en su
asiento, sorprendido por lo que acababa de pasar, al igual que todos los que presenciaron el
giro de los acontecimientos. Sus ojos azules se posaron sobre Shion, el cuál
sonreía complacido por la escena presenciada. Piscis volvió a clavar su mirada
en la arena, Elyn y Elektra de repente peleaban casi de igual a igual: la pelirroja había
hecho algo para desestabilizar la concentración de su superior, creando algo en
el ambiente que obligaba a Elyn a golpear allí donde no había nadie, como si
cerca de ella hubiera una presencia que amenazaba con golpearla mientras que
Elektra, se movía upara tratar de tomarla por sorpresa. La aprendiza se movía
ágil, veloz, esquivando todos los golpes que Australis amenazaba con darle.
Por su parte, Elyn evitaba los golpes de su rival con facilidad pero tener una
mosca detrás de la oreja distrayéndola cada cierto momento le estaba jugando malas pasadas, sobre todo a la
hora de imponerse a la chica que enfrentaba. Resultaba increíble de
creer, que alguien pudiera iguarlarse a ella en un combate solo
podía significar una cosa…
- El cosmos… La están confundiendo con el cosmos.
***
Australis no podía pensar con
claridad. ¿Qué demonios estaba pasando? Sus ojos volaron hacia Shion, topándose
con una pícara sonrisa.
“Maldito,
cabrón… está jugando a dos bandas.” Se dijo al recordar la reunión en la
que acordaron usarla a ella como el rival de los aprendices. Él los había
entrenado durante ciertas semanas, él sabía de su disputa con Elektra… La chica
afiló los ojos, no estaba dispuesta a formar parte del juego del antiguo Patriarca sin ser informada de ello.
Fue por ello que aumentó la fuerza de sus
ataques, la rapidez de sus movimientos y la concentración en el enemigo, pero por más que se esforzaba... seguía sintiendo que los chicos se movían cerca de ella para atacarla por la
espalda; le resultaba imposible ignorarlos por más de dos o tres segundos
aunque los viera tirados en el suelo:
- ¿Qué cojones está
pasando…? – se atrevió a preguntar, dando por fin un golpe que alejó a
Elektra de su lado.
- ¿Acaso creías… que la
única que contaba con ventaja… eras tú? – contestó la pelirroja – Han pasado
semanas, Elyn… semanas en las que Shion nos puso las cosas claras. Semanas
en las que todos aprendimos… que somos un equipo.
- ¿Ahora eres seguidora de
Shion?
- ¿No lo eres tú de Saga?
Australis apretó la mandíbula, podía soportar cualquier cosa pero no que Elektra se posicionara a favor del
antiguo Patriarca antes que del actual
- Siempre te crees con poder de decirle
a los demás lo que tienen que hacer… – Continuó diciendo Elektra, lanzándose de nuevo a la lucha – Pero te demostraré que te equivocas, Elyn.
¡Te enseñaré que la gente puede elegir otros caminos diferentes al tuyo y triunfar
igual que tú!
- ¿Tú me hablas de triunfar?
¿Precisamente tú que hasta hace menos de un mes no podías afrontar tu propio pasado?
Los ataques de Elektra se hicieron más certeros, más potentes. La pelirroja había
copiado casi a la perfección la manera de moverse tan característica de la
Caballero de Piscis Australis, aquellos pasos dignos de un espectáculo de danza
en los que la fuerza fluía a través del cosmos de cada una, cambiando según la
posición.
“¿El cosmos...?”
Elyn
entendió, aquellos caídos en combate estaban compartiendo el cosmos que les
quedaba con la única compañera que aún estaba en pie, antes era la energía de
una fluyendo hacia tres mientras que ahora… eran tres personas las que potenciaban
la fuerza de una sola:
- Es verdad que no soy la más indicada para hablar, Elyn… Pero las cosas han cambiado. – Dijo Elektra entonces, demostrando que era capaz de
moverse sin pensar, igual que le había aconsejado Afrodita en aquella tarde de
entrenamiento – Tú escogiste tu propio camino y es tan válido como el que escogimos
los demás, sé que quieres hacerme entender tu punto de vista, ¡lo entiendo, de
verdad! pero tienes que dejar que los demás… – La pelirroja esquivó un golpe,
se agachó y en lugar de dar la patada que Elyn había predicho, subió hacia
arriba tomándola por sorpresa sin ningún movimiento ofensivo – ¡También escojamos nuestro propio camino para alcanzar nuestro objetivo!
La mano de Elektra fue
rápida como nunca antes, se quitó la máscara en un parpadeo y dejó a la vista
sus penetrantes ojos rojos refulgiendo como un volcán en erupción. Elyn quedó
atrapada en ellos, en aquella pasión desbordante que de repente, también atrapó sus labios.