El día de después.

En el instante en que el muchacho de cabello celeste se quedó dormido de puro agotamiento mental, Deathmask lo llevó como pudo al sofá y lo depositó de la forma más cómoda y delicada posible; después, fue directo al dormitorio del chico para así localizar una manta con la que se mantuviera tapado lo que quedaba de noche. Por desgracia, si ya había sido duro encontrarse a su amigo en tal estado y tener que aplacar su ira para no alterarlo más, cuando Cáncer descubrió lo que había sucedido en el dormitorio de Piscis notó como se le cerraba el estómago: todo, absolutamente todo lo que había en el armario estaba tirado en el suelo, despedazado, pisoteado y lleno de cristales pues además, todos los frascos de perfume que Aphrodite coleccionaba en las estanterías habían corrido la misma suerte explicando con ello el extraño aroma que había en el apartamento. Ya no quedaba casi nada en el guardarropa de Piscis, sus elegantes camisas, pantalones o abrigos estaban hechos trizas como si aquello que atesoraba no fuera más que un martirio del que querer deshacerse... Deathmask tragó saliva, volvió a reprimir toda su ira y se movió como pudo para poder cumplir con su primer objetivo.

Cuando obtuvo lo que buscaba, el italiano tapó a su amigo en el salón y después, lo más silenciosamente posible que pudo, Deathmask se las ingenió para separar la ropa de los cristales y poner un poco de orden en aquel triste lugar dejando escapar alguna que otra lágrima de sus ojos pues el mantener sus sentimientos a raya no le permitía mucho más. Al cabo de un buen rato y cuando estuvo seguro de que la habitación ya no era un peligro, salió de allí y se marchó de la casa de Piscis.

***

Aún sin importarle las altas horas de la madrugada que eran, el chico contactó con Shura para comprobar  que se había podido reunir con Aioros y Aioria y  acordaron en verse en la azotea del edificio de Cáncer y fue allí donde se  pusieron al tanto de lo que había pasado en sus respectivas ausencias:

- No entiendo por qué se nos echó todo el auditorio encima. – Explicó Capricornio   En ese momento, solo pensé en poner a salvo a Aphrodite porque parecía que todos los presentes estuvieran conteniéndose las ganas de pelear con él, fue un maldito caos lo que se formó allí.

- Todavía estoy asimilando que fueras tú quien empezó la pelea.

- Me fue imposible mantenerme al margen tras ver cómo lo provocaban,  Deathmask; tú me conoces, sabes que no intervengo en asuntos que no me incumben y menos si tengo que usar la fuerza... pero él solo quería darle un vaso de agua a Aioros y le pidió a Katya varias veces que le dejara en paz. No puedo ni imaginar el mal rato tuvo que experimentar.

- Y eso que no sabes lo que lleva sufriendo desde que esa imbécil llegó a aquí.

- ¿De qué estás hablando?

Deathmask reveló el calvario que había sufrido el líder de Piscis en los últimos meses y la desesperada escena que había sufrido en su apartamento tras abandonar la fiesta. Cáncer repitió con suma amargura todas las cosas que había pronunciado Aphrodite y lo que había hecho con el interior de su armario... Aquella historia asqueó y sorprendió a Capricornio a partes iguales pero también le dio sentido a la conversación que Piscis y Katya habían mantenido en el auditorio. Al terminar, Shura le ofreció a su amigo todo su apoyo a la vuelta de las vacaciones:

- Si llego a saber que pasaría algo así no le habría pedido que viniera a la fiesta... – Se lamentó Deathmask. – He sido un completo imbécil.

- Eh, aunque hubiéramos sabido lo que estaba pasando con él ninguno habríamos imaginado que la cosa podría descontrolarse hasta tal punto... No te comas la cabeza demasiado.

- Pero él me lo contó todo por la tarde, estaba sumamente desanimado... lo ideal habría sido pasar nuestra propia fiesta a su casa... Así nada de esto habría pasado.

Cáncer le dio una calada al cuarto cigarro que se fumaba esa madrugada, no solía fumar salvo en ocasiones especiales pero el nerviosismo de su cuerpo no se desvanecía por más que hablaba y solamente la nicotina parecía evitar que fuera a partirle la cara a los gemelos de Géminis:

- No vuelves a Italia ¿Verdad?  le preguntó Shura desviando un poco el foco de la conversación.

Deathmask negó con la cabeza, desde bastante joven había odiado la Navidad y volver a Italia en aquellas fechas nunca estaba en sus planes, menos aún cuando cumplió la mayoría de edad:

- Creo que Aphrodite tampoco vuelve a casa este año; por favor, no lo dejes demasiado tiempo solo.

Tras un largo silencio en el que el italiano se terminó de fumar el cigarro, cada líder se marchó a sus respectiva  habitación ya que el primer día de vacaciones comenzaba en pocas horas y aunque todo el grupo se dividía para regresar con sus familias, prometieron mantenerse en contacto para que a la vuelta, Aphrodite no tuviera que enfrentarse en soledad a sus agresores.

***

24 de Diciembre.

El despertador del teléfono sonó como un taladro a la hora de todos los días. 

Las siete de la mañana. 

El chico de cabello celeste abrió los ojos con dificultad y lo apagó tanteando a duras penas la mesita del salón tras unos pesados segundos. Una vez despierto y al incorporarse, Aphrodite sintió un fortísimo dolor de cabeza que aún estando sentado, lo desestabilizó. Con cierta paciencia, Piscis aguardó un poco a que el mareo desapareciera pero los minutos fueron pasando y aquella molestia solo fue a peor. Desesperado porque la dolencia no remitía, cerró los ojos y se llevó las palmas de las manos a la frente para presionarla:

Que lástima me das. No me extraña que Saga se aburriera de ti.”

La voz de Katya resonó entonces en su cabeza con mucha más fuerza que el despertador consiguiendo que de repente, empezaran a llegar a su mente flashes de la noche anterior:

"Saga no ha hecho otra cosa que quejarse de todo el sexo que ha tenido contigo."

"¡Cállate! ¡Estoy cansado de tanta basura y tanta mentira sobre mí! ¡Así que cierra la puta boca o te la callaré por la fuerza!"

Sí, por fin había sacado valor para enfrentar a Katya tras tantos meses de acoso y derribo aunque el resultado había sido nefasto... Por fortuna, Shura lo había protegido de una bofetada en público pero... 

¿Y después? ¿Qué ocurrió después?

Ah, sí. Un montón de gente se empezó a pelear y él escapó como pudo con la ayuda de Capricornio... Entonces corrió hacia su apartamento, esquivando a estudiantes que no se habían percatado de la multitudinaria batalla en la fiesta... Abrió la puerta de casa y pasó por delante de la cocina.... Encontró una botella de vodka, consideró que era una buena idea bebérsela en soledad para calmar la ansiedad y se fue a su habitación donde empezó a destruir todo lo que le permitía ser tan diferente...

¿Todo?

Aphrodite abrió los ojos como platos recordando lo que había pasado con el interior del armario y las estanterías. Se levantó como pudo y acudió a su habitación, tambaleándose, sin apenas fuerzas y con el estómago revuelto. Abrió la puerta y se encontró con... ¿El dormitorio en orden? No, no podía ser... Recordaba haber destrozado sus cosas sin ningún miramiento; lo tiró todo, la ropa, sus perfumes... Sus ojos azules se movieron hacia las estanterías, todas estaban vacías confirmando que, efectivamente, los frascos habían caído contra el suelo para hacerse añicos pero entonces.... ¿Dónde estaban los cristales? ¿Quién lo había...?

- Deathmask...  susurró.

Asustado, el chico se observó a si mismo al recordar que su amigo había entrado en el apartamento para ayudarlo y lo que él le había pedido... El corazón de Aphrodite se detuvo al comprobar que estaba totalmente vestido y que aún conservaba la ropa que había llevado a la fiesta de Navidad aunque en aquel momento, su camisa no fuera más que unos cuantos jirones sobre su cuerpo. 

Lo recordaba, poco a poco la memoria le mostraba los hechos: Deathmask no había cedido a sus peticiones y se había quedado a su lado hasta que la oscuridad no le permitió ver nada más... Piscis supo entonces el porqué había amanecido en el sofá, tapado con una manta y su habitación recogida, todo debía de haber sido obra de Cáncer

Él simplemente no podía creerlo... ¿De verdad había sido Deathmask quién lo había limpiado todo? ¿De verdad había cumplido su palabra de cuidar de él porque eran... amigos? 

Las lágrimas empezaron a caer  por las mejillas del chico sin control alguno y al cabo de unos minutos, Aphrodite comprobó que no podía parar de llorar debido al fuerte sentimiento de culpa y ante la extraña sensación que le ardía en el estómago, la presión de la cabeza y los recuerdos del trimestre que se aglomeraban en su memoria sin ningún tipo de filtro... Las piernas le fallaron y acabó arrodillado en el suelo, con una mano sujetándose al marco de la puerta de su habitación y la otra clavando las uñas en su pecho. El aire le faltó en varias ocasiones y trató de pedir ayuda pero de su boca no podían emerger sino gemidos de desesperación por la acumulación de emociones y recuerdos ¿Cómo había podido ser tan cruel con Cáncer? Aún habiéndole preguntado los motivos para que estuviese allí a su lado, él no le creyó y le había mendigado a más aún una sesión de sexo para olvidarse del calor de Saga. 

Saga... Maldito traidor... ¿Cómo podía haber jugado con él de aquella manera? ¿Y cómo podía él haber tratado tan mal a Deathmask?

Aphrodite notó como sus propias uñas desgarraban su piel pero ni siquiera aquel dolor borraba ni por un segundo la angustia de saber lo ruin que había sido la noche anterior con su amigo:

- Estaría mejor muerto...  se consiguió decir a si mismo y continuó llorando hasta que no le quedó una sola lágrima por derramar.

***

Cuando el reloj de su salón indicó que eran las diez y cuarto de la tarde, Deathmask se levantó del sofá y comió un rápido desayuno a base de trozos de pizza del día anterior y una cerveza a medio acabar, no era muy sano pero eran los únicos alimentos que si o si le entrarían en el estómago. Su intención había sido dormir un poco pero no dejaba de darle vueltas a cómo estaría Aphrodite pues la situación en la que lo había dejado en el apartamento no era la mejor del mundo pero también era consciente de lo delicada que era la situación y él precisamente carecía de refinamiento para tratar esos temas. Lo último que quería era atosigar al muchacho con su presencia y menos aún, molestarlo durante la mañana de resaca que sufriría por culpa de la botella de vodka que se bebió pero por otro lado...

"Creo que Aphrodite tampoco vuelve a casa este año; por favor, no lo dejes demasiado tiempo solo" Había dicho Shura.

- Pff...menudo follón… – suspiró.

A pesar de las palabras de Capricornio, el italiano se pasó la mañana sin salir de casa y con el teléfono en silencio para no caer en la tentación de hablar con nadie aunque sabía que todos sus amigos tardarían en contactarle por haberse dispersado por el mundo en las vacaciones. En un intento desesperado por mantener la mente ocupada, encendió la consola y probó distintos juegos que creía olvidados pero nada dio resultado, su mente no paraba de pensar en el líder de Piscis así que, sin darle más vueltas, cogió la cartera, las llaves del apartamento y se marchó dispuesto a hacer lo que mejor se le daba: incordiar en los momentos más inoportunos.

***

Cuando el timbre del apartamento sonó, el corazón de Aphrodite se detuvo al igual que todo su cuerpo; estaba saliendo del cuarto de baño después de haber empleado toda su fuerza de voluntad en levantarse del suelo, vomitar y tomar una ducha para tratar de dejar de sentirse como un despojo. Se encontraba en pijama, con un moño descuidado recogiendo su pelo recién lavado y tanto se pensó el abrir la puerta que el timbre volvió a sonar, esta vez, entonando una especie de melodía en concreto que él conocía muy bien.

Algo confuso, caminó despacio hasta la entrada y abrió con suavidad dejando tan solo un pequeño hueco por el que poder ver quién estaba al otro lado:

- Ey… Buenos días, bello durmiente~ – sonrió Deathmask.

Al ver el rostro de Cáncer, Aphrodite se relajó y dejó escapar un suspiro de alivio; aquel muchacho había resultado ser su “salvador” a pesar de la patética imagen que había protagonizado la noche anterior así que lo mínimo que podía hacer era dejarlo pasar y disculparse correctamente. Piscis se escondió tras la puerta y la abrió del todo dándole permiso para poder entrar en el apartamento:

- No te preocupes, seré rápido. – dijo el italiano, pasando al interior tan dicharachero como siempre.

Cuando Aphrodite cerró la puerta, clavó sus ojos azules en Deathmask. Él le devolvió la mirada y no pareció sorprenderse en absoluto por la imagen que lo recibía:

- Deathmask, yo...  Empezó a decir pero Cáncer lo interrumpió antes de poder decir nada más.

- ¡De verdad, lo juro! Solo he venido a traerte esto… Supuse que... No te apetecería cocinar mucho hoy.

Aphrodite vio como el chico dejaba sobre la encimera de la cocina americana una bolsa repleta de tuppers y de repente, la habitación cobró un sabroso olor a comida china que hizo que el estómago del líder de Piscis rugiera ante la idea de comer tales delicias. Deathmask dibujó en su cara una media sonrisa ante la reacción del muchacho y el éxito de su plan: llevarle el almuerzo había sido la excusa perfecta para comprobar que Aphrodite estaba bien. 

Cuando soltó la bolsa, Cáncer se sacudió las manos satisfecho por el trabajo realizado pero el italiano no quería irse tan pronto de modo que echó un vistazo rápido a su alrededor buscando un motivo para alargar su estancia allí. Fue entonces  cuando se dio cuenta de la ausencia de maletas o bolsas de viaje en la cercanía de la puerta como ocurrió en las vacaciones de verano, algo que Shura ya le había mencionado:

- Ey ¿No vuelves a Suecia, Dite? 

Piscis negó con la cabeza y caminó con pesadez hasta la cocina para olisquear la comida que le había llevado Cáncer: 

- No. Suelo comprar el vuelo de vuelta a casa en Agosto; es la primera vez que me quedo aquí. – La voz de Aphrodite era un murmullo apenas audible, como si fuera una muñeca rota – Este año pensé en disfrutar un poco de... bueno, ya sabes... Pero parece que al final no formo parte de las vacaciones de nadie porque incluso mis padres han confirmado la asistencia a las fiestas aristócratas sin contar conmigo y no pareció hacerles mucha ilusión la idea que tuve de comprar un vuelo a última hora así que... aquí estoy.

El silencio acabó por envolver a ambos líderes mientras Piscis miraba al suelo, hundido en la oscuridad de sus pensamientos y el hambre de su estómago:

- Vaya, lo siento...  dijo Deathmask, algo incómodo por la situación  Bueno... No quiero molestarte más. Si me necesitas, escríbeme ¿vale? ¡Ni te lo pienses! 

El italiano se dirigió entonces hacia la puerta pero en el momento en que pasó por delante de Aphrodite algo detuvo su paso. Al girarse, Deathmask descubrió que Piscis lo sujetaba por una esquina de la sudadera que llevaba puesta:

- Quédate a comer... Por favor.

"Por favor, no lo dejes demasiado solo" Había dicho Shura y definitivamente, Piscis opinaba lo mismo.

- Massimiliano.

- ¿Eh? 

- Ese es mi nombre. – Aphrodite no entendía el motivo por el que Deathmask le estaba contando aquello y sus dudas quedaron reflejadas en su cara porque el italiano soltó una carcajada y continuó hablando – ¿Sabes? Cuando mi madre se sentía triste yo le recordaba mi nombre muy enfadado porque sabía que se terminaba riendo al verme tan molesto... ¡Ah, y mucho más si lo abrevias! "Max~~" Me llamaba ella cuando era más pequeño. Que desastre,  parece un nombre de Disney... ¿me has visto con cara de príncipe Disney? Menuda idea... 

- Oye Max... – susurró entonces el chico de cabello celeste esbozando una fugaz sonrisa maliciosa – ¿Quieres... quedarte a comer?  

Deathmask no lo pudo evitar, aquel intento de Aphrodite para mantenerse a flote le derritió el corazón así que se movió hacia él y lo abrazó bajo la suma sorpresa del muchacho. Fue un gesto sincero ya que le dolía infinitamente ver lo destrozado que estaba su amigo y no tenía mejor forma de demostrarle que estaría ahí para todo:

- Será un placer – Le respondió con un guiño – ¡AH, AH, YA SÉ! Tengo una idea. Regreso en un momento~


***

Aphrodite no había terminado de colocar los platos en la mesita del salón y sacado todos los tuppers de la bolsa cuando el italiano tocó de nuevo a la puerta  usando la misma cantinela que la primera vez como si se tratara de un código secreto. Intrigado por la rapidez de Deathmask, el líder de Piscis abrió la puerta y se quedó observando como el muchacho entraba en su apartamento cargado de trastos:

- He pensado que podríamos echar unas partidas, yo tampoco regreso a Italia, odio la Navidad ¿sabes?.

- Yo empiezo a odiarla también... – apuntó Piscis  Pero Deathmask, yo no sé jugar… a eso.

- Joder, ni que necesitaras un máster para aporrear botones, Dite.

Como ya le llevaba pasando desde hacía un rato, Aphrodite se quedó perplejo por la naturalidad con la que Deathmask le hablaba; daba la impresión de ser un día más en la vida de ambos, como si la patética súplica sexual de la noche anterior jamás hubiera sucedido. En el fondo era un alivio para Aphrodite que Cáncer no le hubiera mencionado dicho suceso ya que no habría tenido forma de excusarse realmente; no obstante, tampoco tenía ánimos para negarse a nada ni nadie, estaba en lo más profundo del pozo y le daba igual si Deathmask lo obligaba a jugar con la consola o si cualquier otro estudiante decidía empotrarlo contra una pared… en aquel estado mental, le daba absolutamente igual lo que ocurriera con su persona pero al menos agradecía que un amigo quisiera malgastar su tiempo en las vacaciones para estar con él. 

Sin embargo, la tarde se desarrolló de manera bastante más animada de lo que Piscis esperaba: los juegos que Deathmask había llevado eran de fácil entendimiento ya que, tal y como él había dicho, solo necesitaba pulsar varios botones a la vez para hacer que los personajes que escogía golpearan a su rival sin ningún patrón; también había juegos de habilidad con el mando, otros que requerían memorizar símbolos o adivinar acertijos para aumentar la dificultad mientras que otros, que requerían de cooperación entre los dos aunque Aphrodite se entretenía más en controlar la cámara de su avatar que en cumplir las misiones específicas... Al final, Piscis tuvo que admitir que la colección de su amigo era de lo más completa y divertida.

Además de eso, cuando la hora de la cena los sorprendió en mitad de una partida de estrategia, Deathmask encargó una pizza para que nada les estropease el momento. Durante la cena, Cáncer le explicó a su amigo la historia de un juego que se moría por terminar y lo hizo de tal forma que al acabar de comer, ambos se acomodaron de nuevo en el sofá con un buen tazón de palomitas dispuestos a descubrir juntos el final del juego en cuestión.

Mientras la partida se desarrollaba, Deathmask se sintió satisfecho con haber entretenido a Aphrodite por tantas horas pero ahora llegaba la peor parte: dejarlo solo durante toda la noche así que su esperanza calló en que el chico llegase a cierto grado de aburrimiento como para que se quedase dormido y así, el poder marcharse sin tener que despedirse:

- Oye, Max... N-No es... necesario que te vayas. 

- Tampoco es necesario que me llames así cada vez que quieras pedirme algo. – respondió Cáncer fingiendo estar molesto. 

 El chico de cabello celeste tenía la cabeza apoyada su hombro y miraba la tele con atención para no perder detalle aunque su interior se revolvía ante la idea de sumirse en una soledad absoluta. 

- ¿Te quedarás entonces?

- Ma certo (por supuesto), Dite~

Piscis acabó por quedarse dormido poco después de ver el final post-créditos por lo que Deathmask también cerró lo ojos e inspiró hondo, sin saber que aquel momento terminaría por convertirse en una costumbre durante todas las vacaciones de Navidad.