Alguien a quien admirar

Tal y como le habían informado en secreto, Saga de Géminis se encontraba en la azotea de su edificio contemplado la fiesta de fin de curso desde las alturas. Solo. De la misma forma que había pasado los años en el centro desde aquella fatídica noche en la que la vida de muchos dio un giro de ciento ochenta grados. 

Cuando abrió la puerta, Aphrodite la cerró tras de sí con todo el silencio que pudo pero apenas había dado un paso al frente cuando Géminis se giró para observar quién osaba interrumpir su soledad. La cara de Saga se descompuso al verlo aparecer y avanzar sin detenerse, aun habiendo pasado tanto tiempo desde la jugada de Katya de Corona Boreal, el griego carecía de valor para hacer frente a un Aphrodite que se había hecho rey de Los Elíseos; no se habían dirigido la palabra desde entonces aunque Piscis sí que había tratado de iniciar un acercamiento con él usando la misma técnica que los unió la primera vez: furtivas miradas y sonrisas que resultaba inútiles ante la impasibilidad de Géminis hasta que finalmente, no le había quedado más alternativa que hacerle una encerrona y ser el sueco, quien diera pie a la conversación que ambos tenían pendiente:

- ¿Acaso creías que me había olvidado ti?

- Y-Yo... L-Lamento haber…

- Por favor, para; no vayas a disculparte, Saga. – cortó Piscis.  No he venido apara pedirte explicaciones de algo que pasó hace tanto tiempo.

Entre ambos apenas había un metro de distancia pero los distanciaba un abismo desde hacía casi dos años y medio. El sueco observó al que había sido su primer amor en Los Elíseos, continuaba tan bello como siempre, tan atractivo que todavía podía sentir las ardientes caricias que habían compartido en el pasado erizando su piel; cierto era que su corazón latía ahora por y para Deathmask pero Aphrodite no podía negar el lazo que aún lo conectaba con el líder de Géminis. Sin embargo, la expresión de Saga era devastadora, sus ojos verdes se mostraban cansados y rebosantes de terror, no a su presencia sino al futuro que estaba a punto de condenarlo a una vida lejos de lo que más quería:

- Pero necesito disculparme por lo que pasó...

- No hiciste nada, Saga.

- Ese es el problema que me atormenta desde entonces, esas mismas palabras en las que he tratado de escudarme multitud de veces… pero la realidad es esa, “no hice nada” para detener a Katya o a mi hermano e incluso tuve el valor de pedirte que solucionaras tu mismo el problema después de contarme el calvario por el que pasabas. No hice nada para ayudarte.

Piscis ya conocía aquella historia. Cáncer se la había contado poco después de retomar su vida en la academia y había sido uno de los pocos motivos por los que, todavía, discutían fuertemente. El sueco no compartía aquella visión de los hechos, de modo que usó mismas palabras que pronunciaba contra Deathmask cada vez que peleaban, esperando que no tuvieran el mismo resultado si las empleaba con Saga ya que, al fin y al cabo, era la primera que comentaba el tema con el líder de Géminis:

- Tú no tenías que detener a nadie, Saga. – Los ojos del griego se abrieron de par en par, confuso – Eso debía de hacerlo yo.

- ¿Cómo ibas a parar a toda una academia tu solo?

- ¿Y cómo ibas a hacerlo tú? – Piscis sonrió con cierta amargura – Oh, ya veo, "el desvalido Aphrodite no puede defenderse solo, pero yo, Saga de Géminis sí que tengo la influencia suficiente para hacer lo que otros no son capaces". 

La fingida voz del sueco hizo comprender a Saga muchas cosas pero el líder de Piscis continuó con su explicación:

- Si en lugar de haber sido tú quien denunció frente a Saori las novatadas, hubiera sido yo… No me habrían acorralado en el baño aquella tarde. Lo mismo ocurrió con Katya, si el mismo día que ella me dijo que “dejara de llorar como una puta barata” hubiera revelado la situación ante todo el mundo, no se habría llegado a tales extremos… Pero fue mucho más fácil para mi esconderme detrás de ti, de Deathmask y los demás… Era mucho más sencillo llorar en mi habitación que meterle la cabeza a esa zorra en la fuente de chocolate o partirle la boca a tu hermano. Katya tenía razón en una cosa: Fui un cobarde y un manipulador que prefirió dejarse pisotear a afrontar el problema.

Géminis no sabía qué decir, la visión de Aphrodite tenía puntos que comprendía y le hacían sentir algo mejor, pues parecía quie el foco de la ira de Piscis no era él sino su propia debilidad pero aún sabiendo eso… ¿cómo aceptar que alguien como Aphrodite pudiera defenderse de tal acoso en el que prácticamente, toda la escuela se vio envuelta?

- ¿Sabes por qué me enamoré de ti, Saga? – el griego tragó saliva, recordar su romance con Aphrodite todavía le doblegaba el alma – Porque eres alguien digno de admirar.

- ¿Cómo puedes decir eso después de lo que te hice?

- El pasado, pasado está y eso no cambia mi percepción de ti. Siempre estabas al frente de todo sin importarte los problemas: protegiste a un desconocido y llevaste la situación ante Saori; viniste a mi habitación aquella fatídica noche aún sabiendo que te encontrarías con Deathmask y llamaste por teléfono para ver cómo estaba existiendo la posibilidad de mandarte a la mierda. Yo no tuve, ni a día de hoy tengo esa valentía.

- Por favor… no conozco al Saga que describes. Me hablas de valor para enfrentar las cosas pero he sido incapaz de pararte en un pasillo y decirte que lo siento; ni siquiera he sido capaz de tocar a tu puerta para… para…

- ¿Para darme un regalo de cumpleaños? – Saga volvió a abrir los ojos como platos.

- ¿Sabías que…?

- ¿Que Elyn siempre venía con algo de tu parte? Por favor, si te faltaba firmar el papel de regalo – Piscis soltó una carcajada ante la expresión de Géminis.

- ¿Y aún así lo has llevado puesto…?

- Era mi manera de darte las gracias. La pulsera, me pareció adorable; el colgante no me lo esperaba… y este año… – el chico levantó una mano, mostrándole una alianza que pertenecía a Deathmask en el dedo anular, y otra sortija que lucía en el dedo corazón – ¿Un anillo de matrimonio, Saga? Muy atrevido por tu parte.

Géminis se ruborizó, su intención en absoluto había sido aquella pero la posterior carcajada de Aphrodite rebajó la tensión que sentía. Desde el primer momento se había dado cuenta que el líder de Piscis lucía con orgullo sus regalos pero había achacado tal detalle a que su idea de hacerlos pasar por presentes de otra persona había sido todo un éxito. Ahora que conocía la verdad, su corazón se derretía y llenaba de culpabilidad a partes iguales, el sueco había demostrado muchas veces querer un acercamiento pero él se había ensimismado hasta el punto de no querer relación con nadie y convivir con sus propios problemas:

- ¿Cuándo es vuestro cumpleaños? – preguntó de repente Aphrodite.

Saga dudó en decírselo, aunque hacía poco que había pasado tal señalad fecha, tenía la impresión que si decía el día de su nacimiento, el año siguiente se toparía con un regalo por parte del sueco y su ánimo hacía mucho tiempo que no estaba por la labor de hacerle disfrutar de las celebraciones. Conocía a Aphrodite y era capaz de aguantar todo un año para sorprenderlo y cobrarse la revancha:

- Kanon… ¿cuándo es vuestro cumpleaños?

La puerta que separaba la azotea del edificio se abrió mientras el líder de Piscis dibujaba una amplia sonrisa en su cara que Saga apenas llegó a percibir. Si Géminis ya había abierto los ojos con incredulidad antes, nada podía compararse a la expresión que atravesó su rostro al ver a su gemelo aparecer y colocarse al lado de Aphrodite:

- El treinta de Mayo – respondió el chico.

Saga fue incapaz de aguantar más tiempo la distancia que lo separaba de su hermano por lo que recorrió la distancia en una zancada y se fundió en un abrazo con él. Realmente Kanon estaba allí, llevaba sin verlo desde que se marchó de la academia y lo echaba de menos como a ninguna otra cosa en el mundo. La situación para ambos había ido cuesta abajo y sin frenos desde el momento en que el pequeño de los gemelos fue expulsado: los padres de ambos, al enterarse del lamentable comportamiento de Kanon hacia un compañero, habían optado por desligarlo por completo de la familia, echándolo a la calle y cortando cualquier fuente de ingresos del que el muchacho pudiera sobrevivir gracias al uso del apellido familiar; Saga, en su lugar, había decidido convertirse en el orgullo de sus padres para poder ayudar a Kanon a subsistir en la distancia y en la sombra, ayudado por Elyn y Milo de Escorpio, pero desde tal decisión le había sido imposible encontrarse en persona con su gemelo pues una extrema vigilancia en sus cuentas, teléfono y viajes había sido impuesta por sus progenitores. Sentirlo de nuevo pegado a él, igual que en los viejos tiempos, era la renovación que su alma había ansiado desde hacía dos años y medio:

- ¿Qué haces aquí…? – murmuró el griego, con la voz rota de la emoción.

- Elyn me contó toda la situación por la que estabais pasando. – anticipó Aphrodite – Moví ciertos hilos para ayudar a tu hermano y hablé con Saori para proponerle que Kanon te acompañara aquí el tiempo que debes quedarte para recuperar ciertas asignaturas.

Saga no podía creer lo que escuchaba, al principio -cuando Kanon le comentó que había encontrado trabajo en una de las más prestigiosas líneas de hoteles de Grecia sin ayuda- le pareció extraño pero supuso que el instinto de supervivencia que su gemelo había desarrollado al ser expulsado del seno familiar le había bastado para conseguir una oportunidad que lo mantuviera a flote. Ahora comprendía que la mano de Piscis había tenido algo que ver y una vez más, la culpabilidad le oprimió el pecho. 

- N-no... no entiendo. 

- Hay quien piensa que el día que Katya se marchó todos obtuvimos lo que nos merecíamos... pero  pienso que nadie merece lo que vosotros dos habéis pasado y en el momento en que me enteré quise ayudar, aunque ninguno de vosotros lo supiera. 

- ¿Por qué? 

Feliz cumpleaños, Saga.

El sueco mostró una amplia sonrisa al ver a los dos hermanos reunidos de nuevo, Kanon ya estaba al día de todo lo que el líder de Piscis había hecho por ayudarlo y no tardaría en informar a su hermano al respecto, de modo que Aphrodite no tenía nada más que hacer en la azotea, su misión había terminado con bonito final por lo que dio media vuelta y emprendió el camino hacia la salida, dispuesto a dejar solos a los gemelos. Aún escuchaba las protestas de Deathmask cuando le contó su idea pero su corazón no podía odiar a Saga por lo que había sucedido tiempo atrás y nunca había desarrollado tales sentimientos por él; llevaba años esperando por una conversación, por un momento a solas con Géminis para aclarárselo. 

De repente, alguien lo cogió por la muñeca y tiró de él para evitar que se fuera. Al girarse, el cuerpo de Saga lo abordó para envolverlo en un tierno abrazo. Aphrodite se quedó petrificado, sin saber cómo reaccionar ante el contacto con el líder de Géminis… Un montón de recuerdos golpearon su mente pero se sorprendió al descubrir que ninguno afectó a su corazón envuelto por el amor hacia Deathmask. Saga lo abrazaba con fuerza pero no había ninguna intención de ir más allá del agradecimiento por haberlo reunido con Kanon:

- Gracias… Aphrodite… – susurró el chico, pronunciando por primera vez el nombre del sueco en voz alta.

Piscis no pudo sino corresponder al abrazo decidido a perderse por un momento en el aroma de Saga y en la calidez de su cuerpo, como antaño había hecho; la emoción se concentró en su mirar azul, queriendo salir en forma de lágrimas pero el sueco se negó a hacerlo pues en el fondo, se arrepentía de haber dado el paso de hablar con Saga cuando solo quedaban unas horas para que acabara el último curso: desde su vuelta a las clases había observado a Géminis desde lejos, siempre solo y apartado de los demás por voluntad propia; una parte de él se derrumbó el día en que supo el auténtico motivo del aislamiento de Géminis… ¿cómo alegrarse o pensar que merecía algo así la persona que lo había impulsado a ser lo que ahora era? “Lamento haber tardado tanto en darte este regalo, Saga…” pensó Aphrodite para sus adentros.

Al separarse, ambos sabían que estaban al borde de las lágrimas:

- ¡Oye, ya está bien, ¿no, tortolitos?! – rió Kanon pasando sus brazos por encima de los hombros de su hermano y Aphrodite – ¿Qué tal si nos unimos a la fiesta de ahí abajo?

***

- ¡Ey, Aioros! – exclamó Aphrodite echando a correr.

Sagitario le devolvió el saludo y aunque su interior explotó de ilusión al ver al líder de Piscis acompañado de los gemelos de Géminis, su rostro solo mostró una amplia sonrisa, como si aquel hecho fuese común:

- ¡Date prisa o te quitarán el sitio! – le gritó al sueco.

- ¡De eso nada! ¡Abran paso, soy el novio del batería!

Saga y Kanon observaron cómo Aphrodite se perdía entre la multitud de gente que esperaba ansiosa la aparición de los miembros del grupo musical que tocaría en directo en la fiesta y por eso, cuando los conocidísimos líderes de Acuario, Escorpio, Cáncer y Capricornio aparecieron sobre el escenario, todos emitieron una exclamación de sorpresa, salvo Piscis, que no dudó un instante en silbar y alzar el único tubo de luz que había entre el público, un regalo que conservaba desde el primer concierto al que asistió. Los estudiantes se vinieron arriba nada más escuchar el asombroso ritmo que marcaba Deathmask a la batería y alzaron sus voces cuando Milo y Camus se añadieron portando guitarra y bajo, acompañados de Elyn al teclado pero sobre todo, prendados de la maravillosa voz de Shura:

- ¿Qué cojones ha pasado desde que me fui? – preguntó Kanon cogiendo la cerveza que Aioros le entregaba a él y a su hermano.

- Joder, tío... ¿Por dónde empiezo? – rió Sagitario.

Saga ladeó la cabeza con una media sonrisa, él sí sabía de la existencia de dicho grupo pues lo poco que duró su amistad con Shura le permitió asistir a algún que otro ensayo… pero la relación entre ambos se enfrió a raíz de la pelea en la fiesta de navidad y desde entonces, no había vuelto a saber casi nada de él y los demás. Verlo ahora frente a un público totalmente entregado a ellos lo llenó de orgullo de modo que, cuando sus miradas se cruzaron, alzó la cerveza que tenía en la mano y brindó por él, por todos los que había sobre ese escenario. 

Por otro lado, pasó el resto de la fiesta recobrando la conexión con los amigos que había ido dejando atrás en los últimos años, percatándose que los lazos jamás habían llegado a romperse. Aioros no necesitó de muchas palabras para acabar riendo a carcajadas con los gemelos, al igual que ocurrió cuando Shura se añadió a ellos tras el concierto; Camus no era el más expresivo del mundo pero dejó escapar una media sonrisa cuando vio a Milo abrazar a Kanon, reencontrándose con el que había sido uno de sus grandes amigos tras tanto tiempo distanciados. Para terminar, Saga se aferró a Elyn y le agradeció de corazón toda la ayuda que le había brindado a lo largo de los años, ella había sido uno de los grandes pilares que sostuvieron su vida de manera incondicional, al margen de lo sucedido con Aphrodite y opinando por si misma, si merecía una oportunidad o no. 

Para acabar, el renovado líder de Géminis no dejó de observar al muchacho que cuatro años antes había conocido en los baños de unos vestuarios, indefenso bajo las miradas de cuatro chicos dispuestos a humillarlo. Aphrodite, se desvivía bailando al lado de Deathmask, cantando las canciones que retumbaban por los altavoces, encontrándose lleno de vida, justo como aquel verano que pasaron en Suecia. Ahora no formaba parte de su vida pero Saga, se alegraba de haber cruzado su camino con él. Cerró los ojos, escuchando a su espalda la voz de su hermano, aquel que tanto había extrañado y que pisaba de nuevo el centro gracias al líder de Piscis. Su vida volvía estar completa aunque fuera por unos días:

Lev livet, min älskade Aphrodite*…”


- Fin -



*Vive la vida, mi querido Aphrodite. (sueco)