Una de cal y otra de arena.

Cuando las puertas del auditorio se abrieron para dejar paso al que sería el futuro Presidente del Consejo Estudiantil, todos se quedaron en silencio dejando que únicamente, la música que retumbaba por los altavoces intentase hacer sombra a la triunfal aparición de Saga de Géminis acompañado por un impresionante Aphrodite de Piscis. 

Nadie sabía a quién mirar primero ya que los dos parecían ser la pareja perfecta: Elegantes, atractivos, imponentes y respetables. Uno por ser el máximo representante de los estudiantes en los próximos cuatro años y el otro, el primero que había conseguido cambiar las normas de la escuela para que el club de teatro consiguiera el acto principal de la fiesta de fin de curso. Aún con ello, y a pesar de la belleza indiscutible de Saga, todas las miradas terminaron posándose en su acompañante pues el maquillaje de Aphrodite resultaba exquisito, cautivador, realzado por las perfectas ondas de cabello celeste que se balanceaba con cada paso y cayendo en cascada por su espalda y que, con gran resultado, ocultaba el pinganillo con el que contactaría con sus compañeros de organización. Su traje de chaqueta, en raso de color negro y las solapas de pedrería oscura, contrastaba con la camisa medio abierta en tono turquesa que se ceñía a su cuerpo pero que a su vez, conjuntaba a la perfección con todos los complementos en el mismo color, ya fueran los pendientes, las pulseras o la manicura de las uñas.

Una vez se integraron en la multitud, la celebración fue recuperando su aire desenvuelto y divertido; los actos se desarrollaron tal y cómo Saga había previsto gracias al esfuerzo de todos los miembros de los clubes que se habían unido a él, no solo el de teatro había contribuido, Shura de Capricornio, Presidente del club de artes marciales, había accedido a colaborar a cambio de una tanda de mejoras que pusieron a Géminis contra las cuerdas… pero que al final, todo había salido a pedir de boca. 

Antes de la media noche, Saga obtuvo de manera oficial su título de la mano del anterior presidente, Shion de la sección de Aries. La noche se llenó de tiernos discursos, despedidas, regalos para los asistentes y un digno espectáculo hasta bien entrada la madrugada ya al día siguiente daban comienzo las vacaciones de Navidad. Todos los alumnos disfrutaron de la fiesta, sin parar de acercarse a la magnífica pareja que finalmente dejó de esconder el amor que había entre ellos desde hacía semanas:

- ¡Que se besen, que se besen! – vitorearon en varias ocasiones y Saga, tomando a Aphrodite por la cintura, siempre contentaba con gusto a sus nuevos seguidores.

Ser el centro de atención en aquella ocasión fue el cúlmine para el líder de Piscis, que había pasado de ser el bicho raro a una persona que todos contemplaban con admiración gracias a los méritos que había ido cosechando en los primeros meses de curso pero sobre todo, gracias a la intervención de Saga aquella tarde en los vestuarios.

***

- No hacía falta que me acompañaras de vuelta al apartamento, Saga.

- No podía dejar que mi acompañante volviera solo a su casa, ¿has visto como te miraba todo el mundo?

- ¡Oh, venga! Todo el mundo me mira así a todas horas.

- No cómo esta noche; fíjate, estás guapísimo... creo debería llevarte a los eventos de fuera de la escuela.

Que Saga lo piropease siempre le ruborizaba las mejillas, no porque no se considerase hermoso así mismo sino porque al lado de Géminis, Aphrodite creía que quedaba en desventaja. Saga no necesitaba maquillaje para enamorar con aquel rostro esculpido por los dioses ni se encontraba condicionado por su constitución para llevar un tipo de ropa u otra; él era el mejor ejemplo de masculinidad y eso, encandilaba los ojos azules del líder de Piscis:

- Eres un idiota… – Rió Aphrodite mientras introducía la llave de su apartamento para después, mirar al atractivo galán que todavía esperaba a su espalda – ¿Quieres entrar?

- Solo si te apetece pasar la noche contigo.

Saga se acercó a su chico e introdujo la mano por la melena de Aphrodite guiando la nariz hasta su cuello, allí inspiró el adictivo aroma a rosas que siempre desprendía, derritiéndose ante él. Dicho gesto enloqueció a Piscis que se mordió el labio inferior ante tal provocación,  tras casi mes y medio quizá era hora de dar un paso más en la relación con Saga. 

Ambos entraron en el apartamento de Aphrodite, dando rienda suelta a toda la pasión que habían controlado en las últimas semanas, se habían besado en lugares donde nadie solía aparecer pero siempre estaban expuestos a ser descubiertos… allí, en la oscuridad del hogar de Piscis, nadie podría interrumpirlos: Saga fue el primero en empezar a quitarse la ropa por lo que la chaqueta y la camisa apenas tardaron segundos en esparcirse por el pequeño salón del piso, cosa que Aphrodite agradeció porque acariciar por completo el torso del muchacho era algo con lo que llevaba días fantaseando, encontrándose con que sus pectorales y abdominales eran incluso mejor de lo esperado. Una pared les frenó el paso, lugar que Saga aprovechó para arrinconar al chico e ir desvistiéndolo sin dejar de besarlo, imponiendo que cualquier trocito de aquella piel debía ser venerada. Aphrodite alzó los brazos por encima de los hombros de Saga, pegando su pecho al de él e intensificando el roce de sus cuerpos; involuntariamente, dejó escapar un gemido en la boca de Géminis.

Allí mismo, ambos se deshicieron de los pantalones mientras las caricias, los besos y los suspiros aumentaban el tono. No tardaron en acabar sobre la cama, bajo las sábanas, cubiertos de sudor y bebiendo literalmente el uno del otro.

***

Despertar en los brazos de Géminis fue una de las cosas más agradables que Aphrodite había vivido en toda su vida. El chico se sentó en el colchón mientras se restregaba los ojos, no sabía qué hora era de modo que buscó su teléfono móvil. No lo encontró en las cercanías así que sospechó que andaría por la ropa esparcida por su apartamento. 

Fue entonces cuando clavó su mirar en quién dormía a su lado, con la sabana ocultando tan solo de cintura para abajo. La luz que se filtraba por la ventana resaltaba la figura de Saga durmiendo de costado, con un brazo apoyado sobre él. Tenía una expresión dulce, algo que no incitaba a pensar que la noche anterior había sido posesivo y dominante pero había estado atento de no lastimar demasiado a Aphrodite; la actitud de Saga a veces imponía pero a él no le importaba sumirse a sus peticiones, era demasiado sexy como para negarle nada.

No obstante, ese día –en torno a las cinco de la tarde– Aphrodite debía tomar un vuelo hacia Suecia, donde pasaría las vacaciones de Navidad. En aquel momento no le apetecía nada aunque desconocía si Géminis tenía planes con su hermano. Piscis suspiró, no podía cancelar el vuelo y avisar a sus padres con tan poco tiempo de modo que se levantó con sumo cuidado para no despertar a su invitado y ordenó lo que le quedaba para dejar su apartamento listo. También pidió comida por teléfono ya que lo último que quería era cocinar pero para antes de que llegara, Saga salió de su dormitorio completamente desnudo y sumido en un bostezo. Aquella imagen quedaría grabada a fuego en la mente de Aphrodite:

- ¿Te vas? – preguntó Géminis al ver las maletas del chico en la puerta.

- Me vuelvo a Suecia durante las navidades pero no te preocupes, el almuerzo viene en camino.

- No sé si me apetece desayunar… – refunfuñó el Presidente del Consejo sentándose con total naturalidad en uno de los taburetes que había bajo la barra que separaba el salón de la cocina.

- He pedido pizza aunque puedes comer otra cosa si quieres.

- Mhmm... en eso de comer otra cosa se demostró anoche que se te da mejor a ti que a mí.

Aphrodite se ruborizó como nunca antes, la noche anterior había hecho cosas con Saga por primera vez en su vida y no estaba dispuesto a que se riera de eso; él no estaba acostumbrado a que lo trataran de aquella manera y todavía no sentía una confianza absoluta como para no morir de vergüenza ante los comentarios subidos de tono por parte de Géminis:

- Tienes terminantemente prohibido hablarme así, Saga.

- ¿Por qué? – Géminis fingió sentirse dolido por el comentario.

- Es vulgar y nada gracioso. Y le regañas a Kanon por hablar de esa forma así que espero que no vuelva a repetirse conmigo. Ah, y vístete.

Saga fue a abrir la boca para hacer una aclaración pero, al cruzar mirada con Aphrodite, prefirió callar y desviar la conversación. Al observar de nuevo las maletas cerca de la puerta dedujo que el chico de cabello celeste se marcharía pronto y él… tenía algo que contarle al respecto:

- Hay algo que debes saber antes de irte. Creo que es importante.

- Oh, no, no voy a permitir que me sueltes el sermón de “será mejor distanciarnos porque esto no va a llegar a ninguna parte” después de haber fo… tenido sexo contigo. Así que ahórratelo hasta que regrese de las vacaciones si quieres. 

Saga sonrió al descubrir que por poco, Aphrodite usaba una vulgaridad para hacer referencia a la noche anterior pero no quiso decir nada que pudiera ofender al chico así que, tras pensar un poco cómo darle la noticia, acabó por confesar:

- No es nada de eso, a principios de Febrero me marcharé a Grecia, de intercambio. Estaré allí hasta Junio.

Aphrodite se quedó mudo, analizando lo que implicaba aquello que Géminis le decía: su marcha al extranjero implicaba separarse de Saga durante demasiado tiempo. La idea de cancelar su viaje a Suecia empezaba a cobrar cada vez más peso:

- ¿Y eso por qué?

- Son normas de la escuela, Los Elíseos mantiene conexión con varios centros y el Presidente de Consejo tiene la obligación de escoger uno que visitar durante el primer curso, ya que, a principios del segundo año, recibimos la visita de alumnos de dicho centro. Shion también lo hizo.

- ¿Y por qué has tenido que escoger Grecia?

- Porque soy de allí.

A pesar del aparente tono neutro de la conversación, Aphrodite estaba hecho polvo, cuanta más información recibía al respecto, más triste se volvía su semblante:

- Eh, no te preocupes – le acabó diciendo Saga mientras lo abrazaba por la cintura – Kanon se queda al mando, podrás contar con él para cualquier cosa que necesites, a fin de cuentas, es como si yo me quedase aquí.

Piscis trató de sonreír ante el comentario pero aquello no era más que otro jarro de agua fría. No es que le cayera mal Kanon pero tampoco especialmente bien, a pesar de su apariencia casi idéntica era mucho más agresivo que Saga a la hora de hablar, más vulgar y solía pasar absolutamente de todo; para colmo, todas las actividades organizadas entre el Consejo y los clubes ahora tendrían que vérselas con el otro gemelo de Géminis y confiar plenamente en que los deseos de Kanon fueran los mismos que los de Saga. En Grecia, Géminis no tendría apenas manera de contactar con nadie solo por algunos puntos de wifi pero el colmo se lo llevaría la diferencia horaria, que dificultaría las cosas. 

Para cuando Aphrodite asimiló la situación y se decidió por cancelar el vuelo, ya estaba  sentado en el avión por lo que era demasiado tarde; finalmente, no le quedaba más alternativa que adaptarse a la nueva situación que se le avecinaba: aprovechar hasta el último momento al lado de Saga y mantener la mente ocupada hasta que Géminis volviera de su intercambio.