El último destello del Olimpo.

El caos estalló. Kronos absorbió de nuevo la oscura energía que lo había dominado y entonces, sus ojos se tornaron totalmente negros, transformándolo en un ser fuera de control y vacío de expresión. Sus manos comenzaron a lanzar ataques sin un objetivo claro y los dos jóvenes ese vieron en la obligación de esquivar varias de las esferas de energía cuyo lugar de impacto resultó desintegrado en el acto, los gritos que emergían de la boca del dios eran devastadores casi como su poder estuviera fuera de control: algo había pasado con Kronos pero ninguno sabía qué había sido lo que lo había enloquecido hasta tal punto.
- ¿Y ahora qué, Mix? – preguntó Elyn.
- La cosa no ha cambiado... tenemos que acabar con él.
- Pero nos está pidiendo ayuda... sé que es una locura pero tiene que haber otra solución.
- ¡No hay tiempo, Elyn! – respondió el chico – Hay que dar fin a esto o destruirá La Tierra.
Elyn clavó los ojos en su amigo y después, miró a Kronos, aquel que desde un principio le había resultado imposible de tomar como un dios amenazante había suplicado por la ayuda de Urano. Aquella siniestra energía lo dominaba, no era más que una marioneta que había encontrado un resquicio en el control al que estaba siendo sometido para pedir ayuda... Pero ¿qué podían hacer ellos si la mayor amenaza no estaba allí? No podían dejarlo libre ni  tenían opción de reducirlo. El corazón de la chica se partió en dos al darse cuenta que su amigo tenía razón pero su mente continuaba dándole vueltas a la situación esperando encontrar la manera de acabar con la batalla sin tener que llevarse la vida de la deidad desbocada. 
"Es como si hubiera dos mentes en su interior... como si alguien..."
- Quizá por eso nos está pidiendo ayuda – dijo Missioh, adivinando los pensamientos de su compañera. – Si acabamos con él, dejará de sufrir ¿no es así?
Elyn certificó con aquellas palabras su teoría: gracias al golpe tan certero de la Lanza de Gungnir, aquello que dominaba a Kronos se había desvinculado del dios por un momento, permitiéndole pedir ayuda a aquellos que luchaban contra él. Fue entonces cuando supo que el destino los había reunido no para derrotar de nuevo a Rey de los Titanes sino para proteger al mundo de un nuevo peligro que había optado por usar el cuerpo de un dios al que todos conocían y temían del pasado. La historia de Loki parecía repetirse otra vez pero, de la misma forma que se solucionó en el pasado, ellos triunfarían sobre la oscuridad. Elyn sintió rabia y lástima al mismo tiempo, tanta, que cuando Kronos lanzó una esfera contra ella la apartó usando su propia fuerza; aquel gesto llamó la atención del dios y como si una fuerza ancestral los atrajera, se abalanzaron de nuevo el uno contra el otro. Sus armas chocaron con violencia, desplegando un poder que levantó un vendaval abismal; la batalla continuó sin que ninguno dijera una sola palabra, absortos en un enfrentamiento que parecía no tener fin. Hubo giros, saltos, golpes que resonaban como truenos en aquel páramo desierto pero en realidad, la muchacha buscaba la forma de llegar a la conciencia de Kronos usando todo el poder que Urano podía brindarle. Por desgracia, aquel camino estaba sellado y dependía del propio dios permitirle ayudarle, cosa que debido a la oscuridad que lo controlaba resultó imposible.
La batalla fue un claro choque de titanes hasta que Elyn impulsó a Kronos hacia atrás con todas sus fuerzas, alejándolo de ella lo máximo posible. Vio como el dios fijaba sus ojos totalmente negros en ella e iniciaba una carrera para destruirla, ella solo tenía unos escasos segundos para protegerse de modo que entrelazó los dedos y alzó los brazos por encima de su cabeza concentrando todo el poder del dios que la protegía en sus manos: aquella técnica la había leído en los libros del Santuario, la había visto en su maestro y sobre todo, la llevaba en la sangre.
¡¡EJECUCIÓN DE LA AURORA!!
La nieve y el cero absoluto cubrieron el cuerpo de Kronos justo antes de que este llegase a ella o lanzara un ataque para protegerse de la legendaria técnica de los Caballeros de Acuario. El Rey quedó sumido en el hielo por un segundo, sin embargo, el cristal no tardó en resquebrajarse y el dios se deshizo del ataque que lo paralizaba.
¡¡ESPADA DEL ABISMO!!
Las palabras sonaron en el mismo instante en que Elyn se hizo a un lado permitiendo que una espada se clavara en el pecho de Kronos: el arma de Missioh brillaba con un ligero tono rojizo que provenía del propio muchacho y de una fuerza proveniente de más allá del Inframundo. Gracias al enfrentamiento tan intenso de Elyn con Kronos, Mix había tenido tiempo de invocar todo el poder de Hades y concentrarlo en su espada, necesitando tan solo un instante para atravesar a su rival y la chica, se lo había brindado congelándolo gracias a su último ataque. 
La profecía se había hecho realidad. Un brillo cegador desintegró la oscuridad que habitaba en el interior de Kronos pero por desgracia, el cuerpo del dios también desapareció no sin antes dejar en los dos muchachos un amargo sabor de boca por no haber podido ayudarlo. 
Elyn se sintió vacía, entristecida pues había percibido en los ojos de la deidad una pena tan profunda como la mismísima oscuridad. La chica miró a Mix buscando consuelo, él no pudo hacer otra cosa que tomarla de la mano mientras el silencio se hacía poco a poco con el control del lugar. Al verse allí en mitad de un páramo helado, jadeantes y agotados por la batalla, sus corazones se fueron calmando con lentitud pues el extraño ambiente que envolvía Asgard se estaba evaporando y eso solo podía significar que habían ganado la batalla. Sin poder evitarlo, ambos se fundieron en un abrazo mientras sus armaduras se transformaban en gemas, cayendo sobre la nieve como dos piedras preciosas que se necesitaban mutuamente. Elyn inspiró el aroma de Missioh, temblando mientras las lágrimas cayían por su rostro; él tenía los ojos mientras acariciaba la melena de la chica, no lo quería admitir pero lo que más lo había asustado en el enfrentamiento contra el Rey había sido la posibilidad de perderla en la batalla.
***
Cuando Atenea llegó a Asgard, el peligro ya había pasado por completo. 
Ikki de Leo y Seiya de Sagitario eran los dos escoltas de la diosa por lo que ningún enemigo había osado salir al encuentro de ambos Caballeros. Fueron Hilda de Polaris, acompañada de Lyfia y Flare, quienes los recibieron en el interior del Palacio Valhalla. Durante unos minutos, hablaron con simpatía sobre el tiempo que había pasado sin que tuvieran noticias los unos de los otros y un extraño aire de nostalgia envolvió al grupo hasta que Hyoga de Acuario y Shun de Virgo se unieron a la charla anunciando que La Tierra volvía a ser un lugar seguro en su totalidad; a su vez, ellos fueron los que presentaron oficialmente a Elyn y Missioh como los dos nuevos guerreros protectores del mundo, Atenea conocía las legendas que corrían acerca de los Planetary Gleams por lo que no le sorprendió saber que dos dioses villanos como habían sido Urano y Hades, estuvieran detrás de las armaduras que lucían los dos muchachos y que ahora, estuvieran dispuestos a ayudarla a controlar el mal que acechaba siempre el planeta:
- Sabía que tenías un poder increíble en tu interior – sonrió Seiya mirando a Elyn.
Ella no dijo nada pero sí le devolvió la sonrisa. Sin embargo, su semblante se volvió serio e inexpresivo cuando Missioh se retiró y apareció al cabo de un rato acompañado por Afrodita y Camus. Elyn tragó saliva, inquieta, pues no quería que su padre y el maestro de Mix volvieran a los brazos de Atenea aunque en el fondo sabía que aquello era inevitable:
- No puede ser... – susurró la diosa con los ojos aguados al verlos – ¿Seguís vivos... después de tanto tiempo?
Los dos se arrodillaron frente a la diosa recobrando el protocolo que todos los Caballeros debían seguir, como si aún fueran servidores de la mujer; aquel gesto destrozó el alma de Elyn que observaba como su padre volvía a rendirse a su pasado sin ningún tipo de objeción pero ella no podía hacer nada, los Caballeros de Atenea siempre serían sus fieles protectores contasen o no con un cosmos poderoso con el que protegerla:
- Tan solo somos mortales, mi señora – confesó Afrodita – nuestro poder como Caballeros de Oro se desvaneció por completo pero sí, nuestra vida aún continúa.
Olvidándose de su imagen de Diosa de la Sabiduría, se arrodilló ante ambos y los abrazó con ternura. Saori dejó que sus lágrimas corrieran por su cara aunque no había tristeza o pena en su sollozo, al contrario, la diosa se alegraba de saber que sus antiguos guerreros aún podían llevar una vida libre. Al cabo de unos emotivos segundos, los observó con cariño para después, mirar a Ikki y Seiya, seguido de Hyoga y Shun; sus guardianes volvían a estar unidos aunque Shiryu permaneciera como protector del Santuario aguardando su regreso. El futuro le mostraba una nueva generación donde todos sus guerreros estarían a su lado de nuevo:
- Es hora de irnos pues – zanjó de manera decidida, poniéndose en pie.
Todos los Caballeros asintieron y caminaron en pos de la diosa, no sin antes, despedirse adecuadamente de los altos cargos de Asgard que los habían acogido en el castillo:
- ¡Un momento! – Exclamó Elyn – ¿Por qué ellos deben irse contigo?
Ya no era ningún secreto que la muchacha no congeniaba con la ideología de la devoción por Atenea y más ahora, que poseía un poder al margen de ella; por eso, cuando la diosa se giró para mirarla, nadie se extrañó del descaro que había en los ojos de Elyn:
- ¿Qué quieres decir? – preguntó Saori con dulzura aún así. 
- Ellos. Camus y Afrodita. Ni siquiera te has molestado en buscarlos durante estos años... ¿por qué deben irse contigo ahora?
Todo el mundo quedó en silencio, quizá sin atreverse a contrariar las palabras de Elyn: unos porque pensaban que tenía razón y otros por miedo a ser replicados por la diosa pero Saori mostró una cálida sonrisa y le respondió a la muchacha con serenidad.
- Es verdad que acepté su muerte en lugar de buscarlos por mi misma pero no están obligados a seguirme, Elyn. Ellos pueden hacer lo que quieran. Son libres. – Atenea observó primero a Afrodita y después a Camus, comprobando que la similitud con su hija era aún mayor de la que recordaba – Si quieren volver al Santuario serán bienvenidos por todas las hazañas que hicieron en su vida pasada... pero de igual forma, si desean marcharse y vivir en otro lugar, son libres de hacerlo, yo no voy a retenerlos en contra de su voluntad.
***
" Querido Mix: Ha pasado mucho tiempo desde que todo esto acabó... Siento que haya pasado tanto sin haberte mandado noticias pero no te haces a la idea lo ocupada que estoy, en estos meses ha venido mucha gente a Asgard y todos vienen para quedarse después de haber visitado el Santuario y eso en cierto modo, me hace feliz.
El primero en llegar se llamaba Aldebarán, es un tío muy simpático aunque el frío hace que permanezca en su casa casi la mayor parte del tiempo y solo sale los días de sol... por suerte, la llegada de Dohko y Shion le animó mucho, deben de ser amigos ¿verdad? Me sorprendió mucho que el anterior Patriarca quisiera mantenerse al margen del Santuario, pero quizá se lo merezca después de tantos años de servicio ¿no crees? ¡Por cierto! desde que que Mu apareció por estos lares estoy aprendiendo mucho sobre las armaduras, cuando regreses le llevaremos tu colgante para que le eche un vistazo e investigue un poco más sobre nosotros.
¿Sabes que he aprendido a hacer durante este tiempo? Buscar consejo en las estrellas, nunca me imaginé que alguien como Saga fuera capaz de interpretar el cielo, pensé que sería difícil mirarlo a la cara tras sus acciones contra Atenea pero resulta que, tras decidir aislarse de los demás, soy su única compañía; su hermano, Kanon solo viene de paso y no pasan mucho tiempo juntos así que me alegro de estar con él de vez en cuando. Por su parte, Shaka casi siempre permanece sentado en una cueva, he tratado de llevarle cojines de toda clase para que esté más cómodo pero solamente me hace caso cuando le llevo chocolatinas... Es extraño pero da mucha tranquilidad cuando te sientas a su lado, me está enseñando a meditar aunque creo que es más difícil que leer el firmamento.
¡Oh, se me olvidaba! Es posible que alguno de estos días te cuente algo de interés sobre Lyfia... ¿sabías que tiene una especie de romance con Aioria? Al menos eso es lo que dice Aioros ¡se pasa las horas hablando con mamá sobre todo el mundo!
Todo me resulta increíble... Jamás pensé que vería a todos los antiguos Caballeros de Oro y menos viviendo aquí en Asgard, cada uno se ha buscado su hogar aunque... nada me resultó más emocionante que ver como Shura se reencontraba con Camus, tan solo se vieron de lejos, pero fue la primera vez que vi a papá sonreír de verdad sin que esa sonrisa fuera para mí. Otra cosa buena que están sacando es que están dejando atrás sus antiguas rencillas y es bastante común verlos caminar por las calles de la capital.
¿Cuándo vas a volver? Afrodita ya ha llegado y me sorprendió no verte con él; en cambio, apareció acompañado por Deathmask... no sabía que podía haber alguien con esa maestría para los juegos de cartas y las apuestas, ojalá algún día pueda ganarle aunque por mucho que trata de enseñarme no hay forma de conseguirlo.
Solo falta un antiguo Caballero de Oro ¿verdad? Dime Mix ¿volverás cuando lo encuentres?
Te echo de menos, Elyn. "
***
El chico sonrió al leer la carta y miró al cielo estrellado esperando encontrar, quizá, un sendero que lo llevara espiritualmente a Asgard. Él también la echaba de menos, a fin de cuentas... Elyn había sido su único apoyo y su amiga desde que podía recordar, la única persona que no lo había apartado del camino hasta que se encontró con Afrodita. Pero ya solo quedaba a una persona por encontrar y por ello, le había pedido al antiguo Caballero de Piscis que regresara a casa y le dejara al último de los servidores de Atenea: Milo de Escorpio. Aquel viaje era personal y algo que debía afrontar en soledad, como la primera vez que decidió partir en busca de sus orígenes. 
FIN.
[ Gaiden: Episodio Escorpión ]

[ Gaiden: La Rosa y el Meikai ]