Conflicto.

La llegada de Vitani al Santuario se demoró algo más de lo esperado, por un lado implicó buenas noticias pero por otro… que la finlandesa llegase allí solo podía significar que finalmente, se había quedado sola. Las instrucciones que Milo recibió fueron cortas, concisas y sobre todo, comunicadas por Camus porque parecía ser al único que entendía: "Tiene doce años. Su padre fue asesinado por sus propios empleados y su madre ha fallecido por una enfermedad, no seas un cretino con ella; también es Escorpio así que por favor contrólate que ya eres mayorcito. Explícale lo justo durante el fin de semana, Atenea hablará con ella largo y tendido a partir del lunes."

“Tsk, maldita sea… ha tenido que llegar precisamente en fin de semana.*

- Sí, te toca echar horas extra, Milo. Vuelve a centrarte. – respondió Camus como si le hubiese leído la mente aunque no era de extrañar, se conocían desde su más tierna infancia.

El Caballero de Escorpio sonrió de medio lado pues adoraba ver a Camus tan serio mientras él prácticamente tan solo se fijaba en el movimiento de sus labios hasta hacerlo perder la paciencia pero por algún motivo, Camus no le dio el gusto de verlo enfadado aquella tarde. Al terminar su reunión, Acuario se marchó a su templo no sin antes advertirle a su amigo que si tenía algún problema contactase con Elyn lo antes posible.

***

En torno a las ocho de la tarde, el cosmos de Piscis Australis en la octava casa indicó que su futura alumna había llegado para instalarse definitivamente en el Santuario de modo que Milo acudió a la entrada de su hogar para recibirlas. Se encontró con una chica bastante más crecida que los supuestos doce años que Camus mencionó pero quizá se debiera a la extraña vestimenta que lucía: un vestido de terciopelo azul marino que parecía sacado del siglo XVIII, pasamanería dorada y unos zapatos de charol blancos junto a un sin fin de  complementos repletos de encaje y pedrería. Su rostro era de porcelana, su larga melena ondulada competiría con el dorado de la armadura del escorpión y sus ojos, brillaban entre el rojo y el violeta asimilándose a piedras preciosas como podría ser... el rubí:

- Que caballeroso eres recibiéndonos, Milo – dijo Elyn con cierto sarcasmo.

- Camus me dijo que lo hiciera.

- Lo imaginaba. Te presento a Vitani, se maneja muy bien con el inglés pero si se te complica la comunicación… puedes hablarle via cosmos, conoce ciertos términos y aunque no te responda… al menos te entenderá.

Escorpio asintió conforme con las nuevas indicaciones que recibió. Miró a la chica, se presentó formalmente y recibió una delicada respuesta en un perfecto inglés que le hizo pensar que casi con total seguridad sería él quien tuviera problemas para entenderla debido a la maravillosa pronunciación de Vitani:

- Bueno, como le dije a Shura en su día… “paquete entregado”. Ahora es problema tuyo.

- Camus me dijo que…

- Sí, sí, si tienes algún problema avísame pero creo si la cabrita se las ingenió para cuidar de Sira y no morir en el intento… dudo que tú tengas alguna dificultad.

***

Sira. ¿Problemas? Ya quisiera Shura haber tenido esa suerte. 

Para sorpresa de los habitantes de las Doce Casas, las discusiones en el templo de Escorpio les mantuvieron en tensión durante todo el fin de semana.

Resultó imposible mantener a Vitani y Milo juntos en la misma habitación sin que ambos se enzarzaran en una pelea verbal, dando igual el idioma que usaran para defenderse; la cosa era simple, entre ellos no se entendían, siendo demasiado opuestos como para atraerse lo más mínimo: La cena, la habitación, la cama… EL CHAMPÚ. Todo parecía ser una excusa perfecta para iniciar una confrontación:

- ¡Te exijo que me hagas la cena!

- ¡Llevo todo el día diciéndote que ahí tienes el frigorífico, Vitani! ¡Coge lo que quieras y déjame en paz!

- ¡Yo no tengo que cocinar ni coger nada! ¡Te ordeno que me hagas de comer, me muero de hambre!

- No pienso hacerlo.

- ¡ES UNA ORDEN, ESCORPIÓN!

Harto de las “órdenes” de la muchacha a lo largo del día, Milo cerró el puño y golpeó la pared que tenía más cercana. Dicho gesto asustó a Vitani pero la chica trató de recomponerse lo más rápido posible y mantener su actitud orgullosa por encima de su miedo:

- Es la última vez… que vas a pronunciar esa frase en este templo. A mí, la única persona que me da órdenes es la Diosa Atenea.

- E-Entonces deja de protestar y haz la cen…

- ¡Ya basta, Vitani! Hazte a la maldita idea de que ya no tienes criados a tu servicio ni eres una princesita malcriada ¡Ahora eres un maldito peón al servicio de una diosa griega! Así que deja de gimotear y aprende a hacer las cosas por ti misma o morirás igual que tu familia.

- ¡MILO! – gritó Elyn entrando en tromba a la casa oculta del octavo templo.

El lugar se quedó en silencio. 

Escorpio aprovechó ese lapsus para pensar rápidamente sobre sus palabras al ver la expresión de horror en la cara de Vitani y los ojos enfurecidos de la hermana menor de Camus, sin duda había metido la pata hasta el fondo:

- Vitani – dijo Elyn, tratando de mantener la calma – Coge tus cosas y pasa la noche con Sira, por favor, sube al templo de Capricornio y espérame allí.

La muchacha no perdió un segundo, marchó manteniendo una postura digna hacia su supuesta habitación, agarró su mochila de viaje y salió del templo, ocultando tras sus ojos la profunda pena que le había provocado las palabras de Milo:

- ¿Qué te crees que haces aquí?

- He venido a evitar que sigas atormentando a la gente con tus gritos.

- ¿¡MIS GRITOS!? ¡PERDONA, ESA “NIÑA” TAMBIÉN GRITA CUANDO SE LE CRUZAN LOS CABLES!

- ¡Pues claro que grita, maldita sea! ¡TODOS GRITAMOS EN ESTE TEMPLO PORQUE SACAS A LA GENTE DE QUICIO! ¡¿Eres imbécil o qué, Milo?! ¿¡En qué demonios estabas pensando!?

Una nueva pelea se inició bajo las paredes del octavo templo. Los habitantes de las doce casas suspiraron en sus respectivos hogares aunque por suerte solo quedaban unas pocas horas para que Saori volviera del descanso del Santuario así que el control no tardaría en restablecerse. Aquel fin de semana se estaba volviendo caótico, demasiado para la paz que rebosaba en el sagrado lugar a pesar de la llegada de Sira meses atrás.

***

Mientras subía los escalones hacia Capricornio, las lágrimas caían por el rostro de Vitani. Su madre, antigua servidora de Shion como Patriarca, le había contado multitud de cosas acerca del Santuario y sus habitantes, sus costumbres y formas de pensar pero a para adaptarse a aquel lugar repleto de poderes mágicos, armaduras relucientes y para colmo, anclado en un pasado digno de la cultura griega resultaba demasiado para ella. Todo lo que su mente había dado por fantasía resultaba ser cierto en dicha parte del mundo alejada de la realidad por más que los hogares ocultos de los doce templos contasen con luz, agua caliente o internet.

Vitani detuvo el paso antes de entrar a Sagitario, seguir subiendo implicaba aceptar que acabaría viviendo a la sombra de una entidad que dirigiría su vida y que formaría parte de un círculo fantasioso que pretendería apartar de su mente el reciente dolor de haber perdido a su madre y a su padre; algo que la sumiría en una burbuja que la alejaría de ser… alguien normal. Se planteó entonces la pregunta decisiva: ¿Quería ella realmente que su vida girase en torno a los entrenamientos en un coliseo, al desarrollo del cosmos y la protección de una chica… que afirmaba ser la reencarnación de la diosa Atenea?


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 *Headcanon: En esta línea temporal, Saori decidió que los fines de semana -salvo urgente necesidad- no se atenderían asuntos del Santuario.