Emociones.

Deathmask, Shura y Aioros aparecieron en el apartamento de Piscis tras la reunión con la directora un par de horas después de marcharse con ella y los gemelos de Géminis. Cuando Camus abrió la puerta del apartamento, los tres descubrieron al muchacho vestido con unos pantalones de chándal y una sudadera gris, sentado en el sofá y con una taza humeante en las manos. Su rostro lo casi ocultaba una capucha y a Cáncer se le partió el corazón al darse cuenta que ya no había rastro de la larga melena que había caracterizado a Aphrodite horas atrás; ahora, el cabello azulado del muchacho apenas podía verse a través de la tela que lo ocultaba. Deathmask no podía creer que Piscis hubiera tenido valor de cortarse el pelo, se sentía como si hubieran arrancado de cuajo parte de su alma, igual que si a una rosa le quitasen una a una sus espinas. 

Al lado de Aphrodite se encontraba Elyn, gracias a ella habían evitado que la cosa fuera a mayores y la chica los miró con cierto nerviosismo, expectante por saber qué había pasado. El italiano caminó hasta arrodillarse frente a Piscis, éste se movió levemente para mirarlo a los ojos y, poco a poco, su boca tembló con la intención de pronunciar unas palabras:

- ¿Sa...Saga....?

De repente, el corazón de Deathmask se rompió en mil pedazos al escuchar aquel condenado nombre. Sus ojos se aguaron y su mandíbula se apretó. Enfadado, se puso de pie y dio un paso atrás, poniendo distancia entre los dos:

- ¿Por qué...? ¿¡Por qué preguntas por ese... ese tipo, Aphrodite!? – exclamó mientras las lágrimas escaparon de sus ojos – ¿¡Por qué esa obsesión con Saga de Géminis!?

- Deathy... – murmuró Elyn, tragando saliva – E-Escúchale. Aún... Aún está un poco en shock por todo lo que ocurrió... por favor, cálmate... 

Solo y únicamente porque Elyn era una persona cercana y muy querida para él, Deathmask hizo lo que ella le pedía. Inspiró hondo, se arrodilló de nuevo y tomó las manos de Aphrodite sin importarle que el chico pudiera notar que estaba temblando:

- P-Perdóname, Dite... Dime... ¿Qué ocurre con Saga?  

Deathmask comprobó al mirar a Piscis a los ojos que aquello que Elyn decía era cierto, el chico tenía la mirada perdida y una expresión perdida pero aún con ello, Aphrodite hizo el esfuerzo de pronunciar las palabras que Cáncer le había cortado. Movió su mano con lentitud y la llevó hasta el rostro de Deathmask, su dedo pulgar acarició el pómulo izquierdo del italiano, rojo por uno de los golpes que había recibido; después, este se movió hasta la ceja donde aún quedaba algo de sangre reseca. Fue entonces cuando su boca volvió a moverse: 

-  ¿Sa... Saga... t-te hizo e-esto...? – Cáncer se quedó sin palabras y parpadeó a la espera de que Aphrodite terminara de hablar – ¿Cómo... se atreve...a hacerte... esto?

Incapaz de controlarse por más tiempo, Deathmask se echó a llorar en el regazo de Aphrodite. 

***

Cuando por fin, al cabo de unos minutos, la situación se calmó un poco más, Shura fue el encargado que trasmitió el mensaje de Saori: Kanon estaba expulsado de la academia y al día siguiente tomaría el primer vuelo a Grecia. En el caso de Aioros, Saga y él mismo, tenían una sanción que cumplir que duraría el resto del curso por haber agredido a otros alumnos y Deathmask... se encontraba en un sin saber debido a ser la única persona de confianza para Aphrodite. Además de eso, esa misma noche se pondrían en contacto con los padres de Piscis para informarles de la situación y tramitar la petición del chico para marcharse de la academia, debido a que desconocían la velocidad a la que todo macharía, no se sabía por el momento cuando Aphrodite tenía que marcharse:

- Saori ha sugerido que te quedes en el apartamento de Deathmask, ha prohibido las visitas y solo ella puede autorizar a la gente que puede verte… – terminó explicando – ¿Estás de acuerdo con todo?

Levemente, Aphrodite asintió aún aferrado a las manos de Cáncer:

- Bien entonces... será mejor que sea él quien coja todo lo que necesites. Mañana vendrá el servicio de limpieza para arreglar el baño y... lo dejarán todo como está para que cuando tengas fuerzas, lo recojas todo.

- G-Gracias... chicos... 

Deathmask sorbió y se levantó tras esbozarle a Aphrodite una leve sonrisa. Después, se adentró en lo que ahora le parecía el peor sitio del universo. Fue seguido disimuladamente por Shura y Camus quienes decidieron iniciar una nueva conversación mucho más personal en la habitación de Aphrodite:

- Deathmask ¿En serio van a dejar que se vaya siendo la víctima?

- ¿Y qué hacemos, Shura? – exclamó Deathmask. Camus le lanzó una mirada para que bajara la voz ya que no era el mejor lugar para discutir – ¿Crees que a mí me apasiona la idea de dejarlo marchar? ¿Crees que después de lo que viví con él en las vacaciones quiero que se vaya a la otra parte del mundo?... Pero Saori tiene razón… Después de lo que ha pasado, ¿Cómo le pides que se quede aquí? Lo mejor es dejar que se vaya con su familia, con su gente… y que dejen de atormentarlo por gilipolleces.

- ¿Y tú qué, Deathmask? ¿Tú no eres "su gente"? Venga, joder, eres su mayor apoyo, no puedes dejarlo ir después de todo lo que has hec...

- Yo me tengo que joder, Shura  Cortó Cáncer, a punto de echarse a llorar otra vez  Yo no voy a retenerlo en este infierno, así que me tengo que joder.

***

Los dos días que precedieron al incidente en la sección de Piscis no pasaron desapercibidos para nadie. El caso de Aphrodite traspasó fronteras y Katya de Corona Boreal, junto a otros tantos que fueron señalados como cómplices de acoso, fueron expulsados de sus respectivos centros y vetados para que, en el caso de ingresar en el futuro en una academia que entablara intercambio con Los Elíseos no pudieran acceder a dicha oportunidad. 

El puesto de Presidente del Consejo Estudiantil pasó a manos de Aioros, líder de Sagitario, quién tras debatirlo con todos los demás líderes fue liberado de su sanción para que pudiera ejercer dicho puesto. Aioros tomó como primera medida de su mandato, crear un comité que se encargara especialmente de tratar cualquier caso de bullying dentro de la escuela, un club que no tardó en cubrir todas las plazas para ayudar a los estudiantes en todas sus debilidades emocionales y entre todos los alumnos, se creó un ambiente para que cuando tuviera permiso para salir, Aphrodite de Piscis deseara continuar en aquel lugar.

Sin embargo, a pesar de que el grupo se encargaba de mantener a Deathmask al tanto de las nuevas medidas por teléfono, nada parecía mejorar tras las paredes del apartamento del líder de Cáncer. Los amigos del italiano no lo habían vuelto a ver desde la fatídica noche y la última imagen que tuvieron de él fue la de acompañar a Aphrodite hasta su nueva habitación. Desde el exterior del edificio, solo se podía apreciar que el dueño del apartamento ni siquiera las persianas de la casa ni casi encendía las luces pareciendo que allí no vivía nadie; con dichos actos, Deathmask pretendía preservar la tranquilidad de Aphrodite puesto que el chico confesó, entre lágrimas, haber cortado su melena buscando ver en el espejo a alguien distinto a las fotos manipuladas del regalo de Katya; sin embargo, tras comprobar que aún con el cabello corto, su rostro continuaba igual de andrógino, la desesperación se había apoderado de él, llevándose consigo toda la autoestima que había conseguido a lo largo de su vida. 

“No puedo soportarlo, Deathmask… Quiero irme a casa...” 

Sin embargo la suerte continuaba sin estar de su parte: Los padres de Aphrodite se encontraban en Turquía por motivos de trabajo así que Piscis no podía abandonar la academia hasta que hubiera alguien que pudiera recibirlo en Suecia de modo que, así fue como Aphrodite se pasó los días prácticamente en brazos de Deathmask, llorando en silencio en el pecho del italiano y quedándose dormido por agotamiento mental; apenas comía y tan solo se quedaba solo el rato que duraban las duchas de su amigo o las que él tomaba; el líder de Cáncer aprovechaba aquellos escasos minutos para descargar tensiones, derramando alguna que otra lágrima de impotencia mientras veía como Aphrodite se marchitaba en la oscuridad de su apartamento... Le dolía verlo así y su ingenio y desparpajo se esfumaban ante la mirada devastada de Piscis. Nadie podía imaginar lo que suponía observarlo sentado en el sofá buscando en la oscuridad los mechones de pelo ondulado que ya no caían por su espalda, el escucharlo sollozar al ver de refilón su reflejo en algún lugar y avergonzarse de lo que era... Y su corazón se desgarraba por no poder ayudarlo por más tiempo que pasaba junto a él: 

- Por favor... te necesito, Dite... – le susurró una noche creyéndolo dormido. – Quédate conmigo...  

***

5 de Febrero:

Cuando Aphrodite se despertó, contempló cómo se filtraba por la ventana la luz de la mañana, llenando de pleno el apartamento de Cáncer porque las persianas habían sido levantadas. Deathmask no estaba en el sofá donde él se encontraba pero eso no le preocupó lo más mínimo ya que se quedaba dormido en tantos lugares que despertar sin el italiano al lado no le generaba ninguna emoción porque sabía que su amigo solo quería ayudarlo a descansar lo máximo posible. Al principio pensó que estaría tomando una ducha pero pronto comprendió que el silencio del apartamento solamente indicaba que el italiano no estaba allí.

Él entendía que estaba reteniendo a Cáncer a su lado y que era excesivamente cargante estar pendiente de su desánimo las veinticuatro horas del día pero solamente cuando Deathmask estaba junto a él se sentía verdaderamente en paz, podía llorar sin vergüenza, sin sentirse juzgado y eso era algo que necesitaba igual que el respirar. 

Aphrodite sintió la necesidad de quedarse allí, bajo el cálido roce de los rayos del sol. Era cierto que la oscuridad le había servido para no verse reflejado en ninguna parte ni ver que su larga melena ya no lo acompañaba como antaño pero la luz de un nuevo día siempre había alumbrado su camino por lo que volver a recostarse en aquella parte de la casa también resultó reconfortante.  

No supo cuanto tiempo pasó desde que se quedó allí medio dormido hasta que el sonido de la puerta principal lo sacó de su sopor. Deathmask entró en el apartamento cargando con una bolsa blanca que parecía estar llena de comida y bebida, entró en la cocina para soltarlo todo y esbozó su carismática media sonrisa llena de picardía al verlo despierto. Dicho gesto llenó de ilusión a Aphrodite pues otra de las cosas que la oscuridad le había robado era la desbordante vitalidad que desprendía el italiano y que desde las vacaciones de Navidad le había parecido arrebatadora. 

Piscis agradeció de corazón volver a verlo sonreír. Aquella mañana le recordó de repente a las que habían disfrutado en las vacaciones... Un despertad bajo el sol, comida para llevar y la sonrisa de Deathmask... Todo un sueño hecho realidad:

- ¿Qué tal llevas la fotosíntesis, florecilla? – Aphrodite esbozó una diminuta sonrisa en señal de respuesta ante tal ocurrencia.

- Se está cómodo aquí... 

- Me alegra oír eso, hoy tendrás una visita ¿Te encuentras con fuerzas?

Piscis cerró los ojos mientras inspiraba con lentitud y trataba de reducir la tensión que había recorrido su cuerpo ante tal pregunta. Se sentó en el cómodo sofá y cuando volvió a abrirlos, Deathmask estaba delante suyo sujetando una taza que olía a rosas y menta:

- Venga, no pongas esa cara, la directora ha autorizado su visita y eso quiere decir, que no vas a estar incómodo.

- Mhmm… – respondió Aphrodite tomando un sorbo de la infusión – ¿Podré quedarme con la capucha?

- No, amigo; pero confía en mí, vas a estar bien. Sujeta esto pero no te lo bebas todo, he traído pastel y me han dicho que combina genial con esa... esa bebida.

A pesar de no tener hambre, Aphrodite no rechazó el trozo de tarta que Deathmask le dejó en el regazo. Tenía razón en que ambos sabores se complementaban a la perfección pero la noticia de la supuesta visita no estaba por la labor de hacerlo disfrutar de un desayuno como aquel. 

Una vez acabó, dejó la taza y el plato en la mesita frente al sofá y esperó, como quien aguarda por el final de la vida llegar, a que el timbre de la puerta sonara. Sin embargo, le dio tiempo a quedarse dormido de nuevo, almorzar y volver a echar una cabezada al lado del italiano cuando unos suaves golpes en la puerta avisaron que la visita acababa de llegar. Deathmask salió corriendo, abrió sin miramientos y la persona que entró en el apartamento  resultó ser una grata sorpresa para Aphrodite:

- Te acordarás de ella ¿no? Es Elyn, la hermana pequeña de Camus.

- Sí, claro, cómo olvidarla…– respondió Piscis en un susurro, esbozando la sonrisa más agradable que pudo dadas las circunstancias.

La chica era una estampa casi exacta al líder de Acuario, no obstante, el color de sus ojos era algo diferente y la expresión de la muchacha era mucho más amistosa que la de su hermano mayor pero aún con ello, Aphrodite no pudo evitar encogerse sobre sí mismo cuando la vio aparecer. Recordaba el rostro de Elyn por varios motivos: conoció fugazmente a la chica en la fiesta de navidad pero no fue hasta la fatídica noche en la que su relación se estrechó algo más, ella había sido quien trató de impedir que viera el escrito en la pared, quien tuvo la idea de meterlo en la ducha y quitarle toda la sangre y la que aguardó a su lado a que Deathmask volviera de su reunión con Saori preocupándose hasta el más mínimo detalle para hacerlo sentir mejor:

- Escucha, Dite – dijo Deathmask sentándose a su lado – Elyn es estilista, sabe de peluquería, maquillaje e indumentaria… ¿Lo he dicho bien?

- Ma certo~ (Por supuesto~) – respondió Elyn con una sonrisa, imitando el tono del italiano y realizando el signo de la victoria con los dedos.

- Ella viene a ayudarte.

¿Ayudarle? La única manera de hacer algo por él era sacarlo de una vez por todas de aquella condenada academia que había tenido la fuerza suficiente para hundirlo en el pozo más oscuro. Quiso negarse a lo que fuera que Elyn iba a hacer con él pues no quería causarle a nadie más problemas y mucho menos, que la gente se esforzara por ayudarlo a superar algo de lo que se encargaría él mismo lejos de allí, aunque eso implicase alejarse de Deathmask durante una temporada. 

La hermana de Camus dio un par de pasos, se colocó frente a Aphrodite y se arrodilló dejando en el suelo un enorme macuto de color negro:

- Lo que Deathy quiere decir es que… llegará un momento en que tengas que salir del apartamento… Él nos ha contado que no quieres que nadie te vea así y como yo estuve contigo aquella noche… pensamos que soy la más indicada para acicalarte un poco. Si aún así estás incomodo, me puedo marchar, no me enfadaré por ello, entiendo que estás pasando por una situación muy difícil.

Tal y cómo había ocurrido la noche en la que su mundo se desmoronó, el líder de Piscis quedó enamorado del tono de voz de la chica. Resultaba tranquilizador, pareciendo que sus palabras acariciaban su alma para trasmitirle serenidad y quizá por ello, o por todo lo que Deathmask y los demás se estaban esforzando por mantenerlo a flote, accedió a que Elyn hiciera con él lo que quisiera:

- Está bien.... pero con una condición... Nada de espejos.

***

A pesar de aquella condición, Aphrodite supo en todo momento qué estaba pasando a su alrededor. Conocía de sobra el sonido y los movimientos de la tijera para hacer las capas que equilibrarían su cabello tras el ataque de ira que sufrió, así cómo el traqueteo de los aparatos que la chica conectaba, viendo incluso por el rabillo del ojo una bolsa que contenía extensiones que poco a poco, empezaron a caer por su espalda. Sintió ganas de llorar ante la mera sospecha de volver a tener su larga cabellera de vuelta pero trató de contener toda la emoción para el momento en que observara el resultado final ya que quería regalarle a Elyn por todo su esfuerzo una expresión sincera. 

La chica y Deathmask hablaron con naturalidad, esperando que el ambiente de compañerismo acabara contagiándose con el chico que los escuchaba y de vez en cuando, alcanzaron a ver una salvaje sonrisita en los labios de Aphrodite que aunque apenas duraba unos segundos, ambos se daban por satisfechos:

- Oye, Deathy ¿Qué opina la directora Saori de lo de esta noche?

- ¡No me llames así, joder! Me da vergüenza… 

- Arg, no se te puede llamar de ninguna manera que no sea Deathmask~ Entonces ¿qué? ¿Está a favor?

- No sé, no he podido hablar con ell...

- ¿¡QUÉ?! ¿¡EN SERIO?! ¿Y CÓMO PRETENDES SALIR ESTA...?

- ¡NO LO SÉ! ¡LLEVO TODO EL DÍA TRATANDO DE LOCALIZARLA!

- ¿O-Ocurre algo? – quiso saber Aphrodite.

Sin embargo, antes de obtener respuesta alguna, el teléfono de Deathmask empezó a sonar por lo que el italiano se levantó de su silla y salió fuera del apartamento para coger una llamada entrante que, posiblemente, sería la que tanto deseaba recibir por parte de Saori:

- Ains... Es por el concierto de esta noche, se supone que tenemos que contar con su aprobación... No sé donde tiene este hombre la cabeza. – Suspiró Elyn.

- ¿Un concierto?

- ¿¡EH!? – Elyn abrió los ojos como platos – ¿¡TAMPOCO TE HA DICHO NADA?!

- Oh pero si tenéis que asistir… p-puedo quedarme solo… P-Prometo no cometer estupideces. Sé que la gente no puede estar pendiente de mi todo el tiempo.

- ¡Argg pero que te quedes solo no es el problema, Aphrodite! – Elyn soltó a un lado la tenacilla que tenía en la mano y se puso frente al líder de Piscis – ¡Yo pensaba que había venido para arreglarte y que vinieras con nosotros! ¡Somos nosotros quienes tocamos!

- ¿¡EH!? ¿Vosotros dais...? ¡UN MOMENTO! ¿CÓMO Q-QUE S-SALIR? ¿A... A un concierto...? Pe-pero... ¡E-Eso no es lo que has dicho al entrar!

Aphrodite tembló ante aquella posibilidad, una cosa era que le arreglaran el pelo para poder estar frente a la directora del centro con una apariencia normal o marcharse al aeropuerto y otra muy distinta era llevárselo para acudir a un concierto de ¿de qué? ¿de rock? ¿metal? ¿Qué clase de música podía tocar aquel par? Intentó negarse pero Elyn empezó a hacerle señas para que bajase la voz, justo entonces, rebuscó en la inmensa mochila que había llevado al apartamento y sacó una pequeña caja envuelta en papel de regalo:

- Verás… ese imbécil retardado, llevaba semanas diciendo que te llevaría al concierto; es especial para nosotros porque hace un año que lo formamos y, cuando me dijo que por favor, trajera las extensiones... pensé que se debía a que ya te lo había contado y que aceptabas venir con nosotros. – La chica continuó entonces su conversación usando un tono más bajo que el que llevaba rato usando – Sé que tu intención es marcharte de la escuela… así que te traje esto, es un regalo... a mí se me da bien el maquillaje pero considero que a ti se te da mejor que a mí.

Elyn le entregó a Aphrodite la caja y con sumo cuidado, el líder de Piscis desenvolvió el presente y se topó con un estuche de metal dorado en cuyo centro, estaba impreso en color negro el símbolo Ω. En el acto, el líder de PIscis reconoció la marca de cosméticos, una de las más caras que conocía, por lo que sus ojos se abrieron como nunca antes:

- Pero esto… ¿cómo has…? Si solo anunciaron…

- Unas cien unidades a la venta, sí – Sonrió la chica –  Conseguirlo fue un golpe de suerte.

Aphrodite no tenía palabras para expresar lo que sentía en aquel momento, sostener aquella paleta de maquillaje entre sus manos parecía un sueño; tal y como Elyn había dicho, cuando se anunció la venta del producto se hizo bajo la premisa de solo ciertas unidades por continente, Asia solo tenía acceso a cien y el precio no eran precisamente unos cuantos yenes. Lo más cerca que había estado de la nueva colección Omega había sido hacía un mes, en el centro comercial al que fue con...

- Deathmask.... ¿Esto es cosa de Deathmask?

- ¡No!  Exclamó Elyn  ¡No, no! Esto es...

- O confiesas o lo tiro a la basura.  Amenazó el chico, sumamente enfadado.
 
Sabía de sobra que aquello ni había sido un golpe de suerte ni algo accidental por parte de la hermana menor de Camus ¿Cómo podía saber ella que él ansiaba una cosa como una caja exclusivísima de maquillaje que costaba casi lo mismo que un riñón? Allí había gato encerrado y los ojos del líder de Piscis lo trasmitieron a la perfección:

- ¡Está bien, está bien, no me mires así! – dijo entonces Elyn moviendo las manos para que la caja no sufriera ningún daño – Sí, sí... Es cosa de Deathy ¡Él me pidió que lo comprase porque sabía que lo querías! Pensaba regalártelo por tu cumpleaños, cuando te hubieras olvidado pero entonces... todo se complicó y se supone que no estarás aquí para esa fecha… ¡así que también me pidió que lo trajera hoy y te lo regalara yo...! Para que no sospecharas d él...

Una vez más, el muchacho quiso echarse a llorar sin saber qué decir. Sus manos seguían sosteniendo la cajita dorada, de manera temblorosa, mientras pensaba en la cantidad de cosas que Deathmask estaba haciendo por tratar de animarlo... Clavó su mirada celeste en el regalo, aquello costaba cientos de miles de yenes* y aunque se sabía que el dinero no era un problema para los alumnos que asistían a Los Eliseos… la paleta de sombras se pasaba de presupuesto. 

Algo más calmada y mirando a todas partes para comprobar que Deathmask no entraría por la puerta, Elyn se acercó a Aphrodite y le susurró algo más:

- Escucha, Aphrodite... sé que todo esto es muy duro para ti pero conozco a Deathmask desde hace mucho tiempo y puedo asegurarte que está esforzándose como nunca para no venirse abajo. Ese imbécil te adora, te aprecia como a pocas personas en su vida... Te juro que jamás lo había visto como la noche que te encontró en el baño, se volvió loco ante la idea de haberte perdido o de haberte fallado en el último momento. – Los ojos violeta de la chica encontraron los de Piscis, que alzó un poco su mirar al escuchar aquellas palabras – Este concierto significa mucho para los miembros del grupo, pero sobre todo para él porque si vas a marcharte... esta será la última oportunidad de tendrá para que le veas tocar. 

- Pero lo que me pides es... 

- Es una locura, lo sé; todos lo sabemos pero ¿Cuántas locuras ha hecho él por nosotros? No quiero que te sientas presionado, de verdad es lo último que queremos hacer contigo... Pero por favor, piénsalo un poco... No estarás solo, estarás con Aioros todo el tiempo y te vendrá bien salir de estas cuatro paredes... Confía en Deathmask.

Elyn tenía razón en todas sus palabras pero Aphrodite temblaba de miedo, la última vez que Cáncer le había pedido de ir con él a una fiesta había terminado destrozando su ropa, sus perfumes... ¿Qué podría ocurrir si se repetía la historia? No estaba seguro de poder soportar más ataques de ansiedad...

En aquel momento, Deathmask abrió la puerta y entró de nuevo en el salón. Mientras se guardaba el teléfono, Elyn le arrebató a Aphrodite la caja de Omega Style y volvió a esconderla en su mochila bajo la suma sorpresa de Piscis:

- Escucha, Dite... Hay algo que quiero comentarte...   Cáncer empezó a contarle exactamente lo mismo que la hermana de Camus le había dicho en secreto, omitiendo claramente que había un regalo esperando por él  ... Sé que pedirte esto es una locura pero quiero creer que aún te apetece tener algún plan conmigo... ¿Q-Querrías venir al concierto que damos... esta noche?

Aphrodite dejó escapar una sonrisa sin darse cuenta ante el rubor que cubrió de repente las mejillas del italiano, después miró a Elyn, dudoso, tenía muchísmo miedo pero finalmente, clavó de nuevo sus ojos en Deathmask y respondió con aquello que más ansiaba su corazón:

- Está bien... Iré al concierto esta noche.

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*cientos de miles de yenes: 100.000 yenes son más o menos 900 dólares pero teniendo en cuenta la reacción de Aphrodite, calculé que Deathmask podría haberse gastado unos 500.000 ó 700.000 yenes en el regalo, algo que equivaldría a unos 4.500 ó 6.000 dólares.